Luis Ángel Leyva Domínguez, miembro de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y promotor de la iniciativa Cuba Decide, fue condenado a tres años de prisión por el cargo de peligrosidad social predelictiva, una figura jurídica diseñada para sancionar a aquellas personas que sin haber cometido delitos, le resultan incómodas al régimen por sus posturas políticas.
Leyva Domínguez, de 26 años y residente en el municipio Mella en Santiago de Cuba, fue arrestado el pasado 12 de febrero cuando se dirigía al hospital pediátrico del municipio Palma Soriano, donde su hija de tres meses estaba ingresada.
Según reveló al portal Cubanet Maidolis Oribe Perdomo, coordinadora de UNPACU, seis agentes lo detuvieron, le botaron la comida que llevaba para su familia, lo golpearon y lo montaron en una patrulla para llevarlo a la unidad policial de Mella.
“Desde entonces se plantó en una huelga de hambre por una semana, exigiendo su liberación y así mismo en ese estado fue llevado a un juicio sumarísimo”, precisó la activista.
El juicio al opositor se celebró el pasado 17 de febrero a puertas cerradas, sin que pudiera presentar testigos a su favor ni que su familia estuviese presente en la sala.
Tras la sentencia, fue trasladado a la prisión Aguadores, de Santiago de Cuba.
Leyva Domínguez se incorporó a UNPACU hace alrededor de un año. En los últimos meses ha sido arrestado varias veces, debido a su participación en la campaña por la liberación del líder de la organización, José Daniel Ferrer, arrestado el pasado 1 de octubre.
El 8 de septiembre fue detenido junto a otros responsables de la marcha de los girasoles. En esa ocasión le impusieron una multa de 1.000 pesos.
El acoso contra la UNPACU se ha intensificado en los últimos meses. El pasado miércoles el expreso político Ovidio Martín Castellanos, miembro de su consejo coordinador, fue detenido cuando salía de su casa a comprar malanga y frutas para su hija de cuatro meses de edad.
Martín prácticamente acaba de salir de la cárcel, el pasado 4 de febrero, tras haber estado encarcelado durante cinco meses. Durante ese tiempo no pudo estar presente en el nacimiento de su hija.
Ese mismo día, alrededor de las cuatro de la madrugada, agentes de la Seguridad del Estado arremetieron contra la casa de Jorge Cervantes García y su esposa Grechent Alfonso, también de la organización, y la invadieron con huevos podridos dentro de preservativos. La pareja se percató de lo que estaba sucediendo cuando Cervantes se levantó a preparar la leche para sus hijos.
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