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“Es difícil entender por qué, ante una situación que lo amerita, no se suspenden las clases”, escribió el joven periodista cubano José Raúl Gallego en redes sociales, profundizando en los motivos por los cuales el gobierno de la Isla debería tomar medidas pronto respecto de la actividad docente.
“La educación universitaria es el nivel de enseñanza que más irregularidades en la docencia sufre en Cuba. Es difícil encontrar un universitario cubano que no haya vivido la suspensión de clases durante varias semanas por diferentes motivos: Recogida de papas, repartir bombillos, censos, algo que le llaman semana de Trabajo Socialmente Útil en que los alumnos dejan de recibir docencia para, literalmente, perder el tiempo, etcétera.”, apuntó.
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“Constantemente los profesores tenemos que lidiar con los reajustes de programas, a veces haciendo magia, para no dejar contenidos sin impartir”, explica Gallego, quien también tiene experiencia como profesor universitario en Cuba.
“En la mayoría de las universidades cubanas hay problemas con el agua, los baños son un desastre, las becas tienen condiciones de insalubridad, los comedores con sus bandejas reutilizables y mal lavadas constituyen focos de contagio, los horarios de entrada y salida traen consigo diariamente el hacinamiento en las paradas cercanas a las universidades, en algunas carreras los estudiantes están apretados en las aulas (recuerdo que en tercer año mis compañeros de Periodismo se sentaban en el pasillo). En cualquiera de estos escenarios, la aparición del primer contagiado, algo que va a ocurrir si no es que ya ha ocurrido, se convierte en una bomba. Y se puede evitar”, explica.
“El cierre de las universidades traería un problema inmediato: el traslado a otras provincias de un gran número de estudiantes que tendrían que usar el transporte público. Pero esto es algo que va a pasar en algún momento, y es mejor gestionarlo ahora, que cuando los números de contagios sean mayores”, añade.
“Con guías de estudio bien diseñadas y con disciplina, los universitarios podrían estar ya en sus casas, sin que ello implique (en estas circunstancias tan graves) una afectación profunda en su aprendizaje. Esta medida, además de reducir posibilidades de contagio en lugares peligrosos, como son las escuelas, permitiría también que muchos de esos alumnos puedan ayudar a sus padres y abuelos a cumplir el aislamiento, puesto que ellos son las poblaciones con mayor riesgo de contagio”, sugiere.
Asimismo, aclara que sus apuntes no son un ataque contra el Gobierno, sino un intento “de protegernos y proteger a los demás, mirando la experiencia de otros países y las recomendaciones de organismos internacionales”.
“Los estudiantes y profesores universitarios deberían usar las redes para escribir al Ministerio de Educación Superior (MES), a Díaz-Canel, acercarse a sus rectores y decanos, y de manera argumentada pedir la suspensión de las clases. Es una cuestión de responsabilidad”, indica.
“Esta es una medida que va a llegar de un momento a otro, quiéranlo o no, va a llegar. Lo que se trata es de tomarla lo más pronto posible para reducir los daños, y ahora mismo, ya vamos con retraso. No hay que esperar a que aparezca el primer contagio, pues cuando eso suceda, ya el problema es gravísimo. Lo que se trata es de evitarlo”, agrega.
Por el momento, solo ha determinado el cierre temporal la Escuela Internacional de La Habana (EIH), una institución privada donde estudian hijos de diplomáticos, corresponsales, empresarios extranjeros residentes en La Habana y cubanos que pueden pagar el coste de sus matrículas y servicios.
El Primer Ministro de Cuba, Manuel Marrero Cruz, insistió el viernes en que se mantendría la decisión de no cerrar las escuelas frente a la pandemia de coronavirus "porque en las escuelas los alumnos están más seguros".
Los informes más recientes del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) expresan que Cuba tiene actualmente 21 casos confirmados de coronavirus en total.
De los últimos 5 nuevos pacientes detectados, 4 de ellos son cubanos. Bajo vigilancia epidemiológica se encuentra 716 personas en la Isla, mientras que otras 28 mil 139 personas con “sintomatología respiratoria” son atendidas en sus domicilios y alojamientos.
Dos de los 21 enfermos confirmados en las últimas horas, fueron reportados en estado de gravedad.
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