El legendario intermedista pinareño Alfonso Urquiola sigue varado en Panamá, alimentando la esperanza de que algún vuelo humanitario lo traiga de vuelta a su país.
Vía telefónica, el Relámpago de Bahía Honda admite que “estoy desesperado por regresar a Cuba. Ya no encuentro para dónde coger en esta casa. Siempre digo que si me va a pasar algo, prefiero que sea allá. Y como soy diabético me siento doblemente amenazado”.
Junto al también entrenador Rubén Chiu, Urquiola debió viajar a la isla desde el pasado 22 de marzo, pero una infortunada situación los obligó a permanecer en tierra canalera, donde cumplen contrato con el equipo de Chiriquí.
“Lo que pasó es que en el aeropuerto se nos fue el vuelo”, relata. “Habían dicho que saldría por la puerta 106 y la aerolínea Copa, sin anunciarlo por el altoparlante, recogió a los pasajeros por la 101. ¡Y ese fue el último vuelo que hubo para La Habana!”.
Panamá ha sido la nación centroamericana más golpeada por el coronavirus, con un total de 1801 casos positivos y 46 muertos hasta el momento de esta publicación.
“Por fortuna ya no estamos en la ciudad. Allá nos pasamos diez días en cuarentena en un apartamento, pero pedimos que nos trajeran para Chiriquí, que es un lugar donde el virus no ha tenido el mismo efecto”, confiesa el inmortal número ‘8’ de Vegueros.
Urquiola dice estar convencido que este año ya no habrá campeonato en el béisbol istmeño, y lamenta que en estos momentos se la pase “tratando de subsistir, acuartelado en un lugar donde me siento extraño”.
“¿Que le mande un mensaje a mis compatriotas? Pues pon ahí que hay que quedarse en casa. Se trata de un enemigo invisible y muy potente, que quedará en la historia como una lección más de que nadie es invulnerable ni está por encima de los otros, por mucho dinero que tenga”.
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