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El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel aseguró que Fidel Castro dejó una herencia al pueblo de Cuba para enfrentar la epidemia de coronavirus: “la Medicina preventiva”.
La afirmación fue hecha por el gobernante cubano en su perfil de Twitter este martes.
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“La mejor medicina no es la que cura sino la que precave. Cuba apostó a la Medicina preventiva, sin descuidar la medicina que cura. Fidel nos dejó esa herencia gracias a la cual podemos enfrentar esta pandemia y hacer nuestro modesto aporte a la batalla mundial”, señaló.
Si polémicas pudieran ser las palabras de Díaz Canel, más lo fue el titular de Prensa Latina que no dejó a nadie indiferente a la hora de presentar la noticia de un modo muy especulativo: “Aseguran que Fidel Castro dejó herencia para enfrentar Covid-19”.
La estrategia del Estado en Cuba para enfrentar la crisis sanitaria del coronavirus ha sido criticada severamente por la comunidad cubana en el exterior y por la población en la isla, al punto que llegó a generar un amplio movimiento en las redes sociales pidiendo el cierre de las fronteras y la toma de medidas preventivas drásticas contra el coronavirus.
El cuestionamiento no recae en la labor de los profesionales de la salud, ni siquiera en sus protocolos, sino en la pésima gestión gubernamental para dar el visto bueno e impulsar la toma de medidas esenciales como cortar el flujo del turismo, que fue una de las más polémicas.
Cuando la Organización Mundial de la Salud estaba declarando el coronavirus pandemia a escala mundial, Cuba ofrecía sus bondades como lugar ideal para el veraneo. En esas semanas "la medicina preventiva" que hoy Díaz-Canel evoca, había quedado en el más profundo olvido.
Sin embargo, el titular de Prensa Latina, aunque especulativo, no deja de ser cierto. Fidel Castro dejó una gran herencia, un “ejército de batas blancas” que el gobierno cubano vende por el mundo, en nombre de la solidaridad y que reporta una verdadera millonada.
Estos ingresos desdichadamente no se ven reflejados en la calidad de los servicios médicos en Cuba, ni en el estado constructivo de los hospitales ni mucho menos en la vida cotidiana de la población cubana que por el contrario sobrevive viendo como su herencia es disfrutada por el mundo sin recibir nada a cambio.
Hace solo 3 meses la Organización de Naciones Unidas (ONU) estaba valorando clasificar las misiones internacionales de los médicos cubanos como “trabajo forzoso”.
El gobierno de Cuba no había respondido al llamado de atención de este organismo que hacía una petición expresa de cooperación para clarificar las denuncias de presuntos abusos de derechos humanos, a los que podrían estar sometidos profesionales de la salud cubanos que laboran en el exterior.
“Las condiciones de trabajo reportadas podrían elevarse a trabajo forzoso, según los indicadores de trabajo forzoso establecidos por la Organización Internacional de Trabajo. El trabajo forzoso constituye una forma contemporánea de esclavitud”, señala el informe.
Bajo la bandera del altruismo y humanismo de la medicina cubana la dictadura mantiene un negocio oculto y expone la vida de sus profesionales por todos los rincones del mundo a cambio de un salario mísero y de un ideal cada vez más resquebrajado.
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