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“Es más probable que me gane el agotamiento que este coronavirus, pero lo asumo porque si es para que los demás gocen de buena salud, mi trabajo tendrá sentido”, dijo el Doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba, en una entrevista a medios oficialistas.
Durán ha adquirido popularidad entre los cubanos porque es el encargado de dar a conocer diariamente las informaciones del Ministerio sobre la incidencia de la pandemia en la Isla.
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Para la población cubana, en términos mediáticos, pudiera decirse que Durán es a la actualización epidemiológica, lo que el Doctor José Rubiera es al estado del clima, una suerte de gurú.
En estos momentos, el especialista dice estar durmiendo tres o cuatro horas, mientras asegura que lo que más ha hecho en su vida es trabajar, de acuerdo con sus declaraciones al diario Juventud Rebelde.
El médico expuso que su notoriedad le tocó por ser el responsable de dar la información a los medios, pero todo el sector de trabajadores sanitarios en el país tendría cosas de interés que contar sobre la pandemia.
“Todos somos «famosos» entonces, aunque pocos sean los rostros que se conozcan”, dijo.
Sobre su rutina diaria explicó que debía estar de un lado a otro enterándose de los acontecimientos de salud en el país, asistir a las videoconferencias con carácter internacional que se realizan para guiar la prevención de la enfermedad, revisar los resultados publicados cada día de las investigaciones que se acometen sobre el virus, su origen, sus características, sus secuelas.
“Apenas doy un paso y pueden gritarme desde una esquina: «¡Eh, Durán, ¿Cómo va la cosa?! ¿Esto se demora o el virus se desaparece con el calor?», hasta ofrecerme que pase de primero a comprar en una tienda a la que llegó el envío del papel sanitario o el aceite. Agradezco todo tipo de atención, pero realmente lo que más agradecería es que las personas se protegieran, que cumplieran con lo que orientamos, que usen el nasobuco y no olviden las medidas de higiene, que se mantengan más tiempo en sus casas”, comentó.
“Cuando me preguntan por los pronósticos me disculpo, pues no puedo responderles, no poseo una bola mágica para predecir el futuro. Solo puedo decirles que mientras más disciplinados seamos y mejor nos comportemos, menos contagios tendremos”, advirtió.
Nacido en Santiago de Cuba, Durán es hijo de un médico siquiatra y de una estomatóloga que se vieron implicados en la lucha contra el presidente Fulgencio Batista, que sería sustituido del gobierno por la revolución castrista.
En esa provincia al oriente del archipiélago, Durán decidió especializarse en Epidemiología, según él, “una rama de la Medicina que permite ejecutar más acciones comunitarias, intervenciones en grandes poblaciones. Requiere mucho estudio porque los agentes transmisores de muchas enfermedades no siempre son los mismos, y hay eventos nuevos, como el de la COVID-19, y cada día emerge una alerta diferente. Es difícil”.
Recuerda que también tuvo experiencias de la epidemia del dengue de 1981, cuando le encargaron la responsabilidad de la campaña de erradicación del mosquito Aedes aegypti. Más tarde dirigió el departamento de Desinfección y Control de Vectores, y posteriormente, asumió la dirección del Programa de Prevención y Control del Sida.
“Santiago es una provincia grande, con características peculiares en su población y con las exigencias de cada programa de salud para cumplir. Tuve un entrenamiento bastante fuerte, supongo, porque fueron años en los que yo respondía por mi territorio, y eso se dice fácil pero no lo es. Otra vez la epidemia del dengue, en 1997, fue una prueba de fuego, entre otras”, expone.
El especialista se mudó a La Habana en 2003, donde ejerció como vicedirector primero del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), “una institución de referencia nacional, regional e internacional, y del que luego me fui a asumir la dirección del departamento de Enfermedades Transmisibles del MINSAP”.
Tiene tres hijas. Una de ellas es médica, la otra estomatóloga y la tercera es pedagoga. Durán además confesó que una de sus grandes pasiones es la natación, llegando a pertenecer al equipo de esa disciplina en la Universidad.
“(…) Cada tarde salía de las clases y entrenaba en la piscina del Estadio Universitario. Hubiera sido nadador, nadie sabe. Pero escogí otras aguas (…)”, refiere.
Acerca de que el país tenga resultados sobre la COVID-19 en medio de un contexto que propicia las aglomeraciones públicas por la escasez, comentó: “No depende solo de los que estamos del lado de acá, porque el éxito contra cualquier epidemia depende de todos. No se puede culpar a la necesidad de hacer cola para comprar comida, pues sabemos que algunos andan por las calles como si la COVID-19 fuera ciencia ficción”.
En su más reciente actualización, Cuba reportó 52 nuevos casos confirmados de coronavirus, lo que representa un ascenso a 1087 pacientes diagnosticados con esa enfermedad. Un total de 36 personas en la Isla, han perdido la vida a causa del brote originado en la ciudad china de Wuhan.
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