El gobernante de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró que había capturado a dos miembros de la seguridad del presidente de EE.UU., Donald Trump, durante una incursión armada al país sudamericano que las autoridades locales dijeron haber frustrado recientemente.
Maduro precisó que ambos estadounidenses se encontraban entre los 13 detenidos el lunes, cuando intentaban entrar a territorio venezolano mediante un ataque marítimo por la zona costera central de Chuao, en el estado Aragua. El grupo había llegado en una lancha procedente de La Guajira colombiana, fronteriza con Venezuela, para presuntamente generar violencia e intentar asesinar al gobernante.
También el mandatario mostró en una comparecencia desde la casa de gobierno, los pasaportes de los norteamericanos capturados, donde se identifican los nombres de Luke Denman y Airan Berry. Según Maduro, el resto de los detenidos son venezolanos.
“El pueblo los capturó, salieron cuerdas y mecates de todos lados, el pueblo los amarró (...) ahí terminaron ocho terroristas capturados”, agregó. “Ellos jugando a Rambo, a héroes”, señaló.
El gobernador de Aragua, Rodolfo Marco Torres, mostró cuatro fotos en su cuenta de Twitter en las que se pueden ver hombres acostados boca abajo, con las manos atadas a la espalda, algunos sin camisa y otros vistiendo pantalones cortos. También se observa un vehículo policial en una zona cercana a un mercado de pescado, mientras que en otra imagen hay una lancha de pesca.
Asimismo, el veterano militar estadounidense, Jordan Goudreau, quien fuera relacionado antes con el entrenamiento a los presuntos atacantes, confirmó el lunes a la agencia Reuters que dos estadounidenses que trabajaban con él habían sido capturados. "Están trabajando conmigo. Esos son mis muchachos", dijo por vía telefónica al citado medio.
Sin embargo, el presidente estadounidense Donald Trump negó la participación de Estados Unidos en la supuesta incursión armada. "Lo averiguaremos. Acabamos de escucharlo", dijo Trump cuando fue preguntado por el incidente y los arrestos. "Pero no tiene nada que ver con nuestro gobierno", señaló.
Pero las autoridades venezolanas insisten en la participación estadounidense.
El ministro del Interior y Justicia de Venezuela, el general Néstor Reverol, aseguró que el domingo las defensas del régimen habían abatido ocho de los supuestos agresores, mientras que varios fueron heridos y detenidos tras el intercambio.
"Pretendieron realizar una invasión por vía marítima un grupo de mercenarios terroristas, procedentes de Colombia, con la finalidad de cometer actos terroristas en el país, perpetrar asesinatos a líderes del Gobierno revolucionario e incrementar el espiral de violencia (...) y con ello derivar en un nuevo intento de golpe de estado", declaró el titular.
Durante su trasmisión, Maduro reveló que tenía en su poder tarjetas de identificación que demuestran la pertenencia de los estadounidenses a la empresa de seguridad privada Silvercorp USA, cuyo propietario es Jordan Goudreau.
Días antes, un reportaje de AP revelaba que Goudreau, un ex Boina Verde y tres veces ganador de la Estrella de Bronce por su valentía en Irak y Afganistán, podía haber estado entrenando grupos para un ataque a Venezuela, pero la propia agencia noticiosa reconoció que no encontró evidencias de la participación del gobierno estadounidense en un complot contra Maduro.
A raíz de los sucesos del domingo, el líder socialista y aliado de Maduro, Diosdado Cabello, informó que, entre los ocho atacantes abatidos, uno era un desertor de las fuerzas armadas venezolanas, el capitán Robert Colina, apodado “Pantera”.
“Pantera” trabajó como jefe de seguridad del exministro chavista Andrés Izarra, cuando este estaba al frente de la cartera de Comunicación e Información.
Cabello aprovechó la ocasión para afirmar que el hecho se trataba de “un plan orquestado por Estados Unidos” y aseguró que uno de los detenidos “es un narcotraficante”, quien admitió ser un supuesto agente de la DEA.
La oposición venezolana, liderada por Juan Guaidó, se desmarcó el domingo de las acciones en las costas cercanas a Caracas, al tiempo que alertó que podría tratarse de un falso positivo creado por el régimen de Maduro para actuar en contra de quienes no simpatizan con él. El equipo de comunicaciones de Guaidó negó el lunes los informes de los medios de comunicación de que el opositor había contratado a Silvercorp para sacar del cargo a Maduro por la fuerza.
Ese mismo día, el equipo del líder opositor pidió en un comunicado el respeto a los derechos humanos de los capturados, mencionando que "el historial de la dictadura de Nicolás Maduro incluye torturas, desapariciones forzosas y ejecuciones extrajudiciales ampliamente denunciadas por organizaciones internacionales como el Consejo de Derechos Humanos" de Naciones Unidas.
Washington lidera una campaña para expulsar a Maduro del poder, acusándolo de narcotraficante e incluso ofreciendo una tentadora recompensa de $15 millones por su arresto y otras sumas millonarias por personas cercanas a la cúpula del poder chavista.
Venezuela, entretanto, está sumida en una severa crisis política y económica, caracterizada por una hiperinflación y profunda contracción del Producto Interno Bruto que ha obligado a casi cinco millones de personas a marcharse del país en el último lustro.
Desde inicios de abril de 2020, EE.UU. desplegó un operativo militar en el Caribe para enfrentar a los carteles de la droga y los posibles ingresos ilícitos del gobierno en la nación sudamericana, cuya administración ha contado largamente con el apoyo del régimen castrista desde La Habana.
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