Ante la escasez de alimentos en Cuba varios campesinos de la provincia de Camagüey han vuelto a una práctica que parecía haber quedado en el olvido: la cacería y el consumo del popular majá de Santamaría, considerado la mayor boa de la isla.
El uso de la carne de esta especie endémica con fines culinarios es una antigua práctica cultural, reactivada ahora en momentos de extrema crisis.
Un video publicado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos indica que personas del municipio Céspedes, Camagüey, se ven obligados a cazar y preparar este exótico alimento ante la escasez de comida.
En el video puede verse a dos campesinos jóvenes descuerando sendos majás que cuelgan de un tronco, mientras un anciano dice que no hay nada que comer: "Metiéndonos pa'l monte buscando majá porque tengo un hambre que no veo", explicó.
Luego dijo "Cojo..., que no hay nada que comer", tras lo cual la persona que graba el video le pregunta: "¿Y no hay pollo en la casilla, o puerco?".
"Sí, pero un día na´má [nada más], y se hacen muchas colas", responde el anciano.
Los que preparan al animal insinúan que es difícil quitar toda la piel del reptil, pero que por dentro tiene bastante carne, una masa blanca que rodea los huesos delgados de esta especie constrictora.
-"¿Y tú te vas a comer eso?", se escucha en la conversación.
-"¿Yo?, hasta al coronavirus me como", asegura uno de ellos.
Cuba ha sorteado con éxito la contención de la pandemia del coronavirus, pero la carencia de alimentos en medio de la crisis sanitaria golpea a la población tanto como el propio COVID-19.
El consumo del majá de Santamaría, cuyo nombre científico es Epicrates angulifer, obedece a una carencia de cárnicos en Cuba, donde el pollo que se distribuye a la población no alcanza para tres días y constituye prácticamente la única fuente de proteína animal para los cubanos.
Durante la pandemia las redes sociales se han hecho eco de las colas de hasta cinco horas bajo el sol o la lluvia que han tenido que hacer los residentes del país para adquirir productos de primera necesidad o alimentos.
El sábado, por ejemplo, decenas de cubanos amanecieron haciendo colas a pesar de la lluvia en la provincia de Santa Clara, para poder comprar comida.
"Comprar seguirá siendo sálvese quien pueda", dijo en la red social Facebook un usuario identificado como Lilo Li, quien permaneció bajo un torrencial aguacero durante la mañana para poder obtener sus productos.
Sin embargo, la solución propuesta por el gobierno cubano para el desabastecimiento fue abrir cuentas bancarias para recibir contribuciones de la población con el fin de producir alimentos.
Dicha iniciativa despertó el enojó de varios ciudadanos de dentro y fuera de la Isla, quienes llamaron al presidente Miguel Díaz-Canel un "saqueador" por tener "el descaro de pedir dinero al pueblo que se muere de hambre".
"Esta gente (el gobierno) solo puede estar jugando con nosotros. Hay que tener la cara dura para venir a la televisión a pedir donaciones. O están muy desesperados", expresó un cubano en redes sociales.
El majá de Santamaría, conocido también como boa cubana o boa arbórea cubana, es una especie endémica de gran tamaño que puede medir hasta seis metros de largo.
El reptil está actualmente amenazado por la pérdida de su hábitat natural y por la caza indiscriminada, pues los habitantes de la isla suelen usar su piel para decorar artesanías, y su grasa es empleada en remedios caseros.
Su carne se utiliza en recetas que solo salen a la luz cuando no hay otro alimento, pero los reptiles formaban parte de la dieta de los aborígenes cubanos, así como pasaba con las poblaciones del Caribe, África, Asia y otras regiones.
La receta más común es la de majá frito, con limón, pero la preparación de este alimento requiere de extremar medidas de higiene y conocimientos.
Un artículo publicado por CiberCuba indica que es importante tener en cuenta la especie y el modo de elaboración para que no ocasione enfermedades.
"Según los especialistas, esta carne tiene un alto valor nutricional, pero comerla implica riesgos, sobre todo cuando se hace en un entorno insalubre y sin certeza de que la serpiente no haya consumido antes algún animal enfermo", señala el texto.
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