Entre las distorsiones extremas que la propaganda cubana ha pretendido imponer sobre la misión de la Red Avispa está el relato de que los agentes y oficiales desplegados en Estados Unidos cumplían tareas de espionaje con el único propósito de neutralizar las acciones violentas y subversivas de grupos de exiliados contra la isla.
Nada más falaz que la versión de "defensa patriótica" que esgrimió el gobierno de La Habana durante las campañas para la liberación de los llamados "Cinco Héroes del Imperio", y que asumieron como válida tanto el libro del brasileño Fernando Morais, Los últimos soldados de la Guerra Fría, como la controversial película de Olivier Assayas que ahora distribuye Netflix alrededor del mundo.
En el legajo de más de 10,000 páginas desclasificadas por el FBI para el encausamiento de los miembros de la red no queda duda alguna de que las operaciones de las "avispas" en territorio estadounidense tenían otras prioridades trazadas desde la Dirección de Inteligencia (DI) del Ministerio del Interior.
El conocimiento de los mensajes cruzados entre el Centro Principal de La Habana y los agentes plantados en el Sur de la Florida echa por tierra el escamoteo de los hechos que rodean este caso. Basta con remitirse a comunicaciones muy puntuales emitidas desde la DI para percatarse de que la narrativa oficial sobre la red se ha saltado convenientemente tareas encargadas por el mando, con claras estrategias de penetración en instalaciones militares y agencias federales de la Florida, como el Comando Sur, la base militar de Boca Chica, el Servicio Guardacostas, el antiguo Servicio de Inmigración y Naturalización (INS), el Correo Postal de Estados Unidos, la Policía y hasta la Gobernatura del Estado.
Está claramente dicho en los mensajes cifrados entre 1994 y 1997 que "la penetración de Surco [nombre de la operación de inteligencia sobre el Comando Sur] es la primera prioridad que tiene actualmente el departamento", y que fueran analizadas las "posibilidades de tener toda la agentura vinculada a Surco".
La jefatura superior había orientado además a sus agentes "el estudio y aprendizaje de los diferentes objetivos militares de la zona", iniciar la ofensiva y "hacerle un surco que nos lleve a sus entrañas".
Como se nuestra en los documentos reproducidos en esta tercera parte de la serie Documentando la Red Avispa, que publica CiberCuba, la DI designó a la pareja integrada por los profesores universitarios Joseph Santos Cecilia (agente "Mario") y Amarilys Silverio García (agente "Julia") para cumplir la penetración del Comando Sur, tras conocerse la noticia de su inminente traslado desde Panamá al área de Miami, a mediados de los años 90.
El matrimonio, identificado como "MaJu", fue preparado originalmente para trabajar en la estación aeronaval de Roosevelt Roads y otros objetivos de carácter militar en Puerto Rico, pero al confirmarse el traslado del Comando Sur con la asignación de un área de cobertura defensiva que incluía Cuba, se determinó el cambio de ubicación de ambos agentes.
Reubicados en Miami desde 1995, Joseph y Amarylis comenzaron a operar bajo la conducción del oficial ilegal Hugo Soto, alias "Horacio", con la indicación inicial de realizar un estudio operativo de la zona de ubicación de la entidad militar, a la vez que tratar de conseguir un empleo en el lugar.
Soto funcionaba bajo la identidad falsa de Ricardo Villarreal y con fachada de hombre de negocios de origen mexicano. A comienzos de los años 80 había sido enviado a México para integrar una red de oficiales ilegales, según cuenta el exagente Edgerton Levy, quien conocía a Soto desde la etapa estudiantil.
En un libro testimonial de próxima aparición, Levy relata que Soto se casó en México con una joven mexicana, hija de un acaudalado empresario, lo que le permitió apoyo financiero para abrir una agencia de viajes y enmascarar sus actividades de inteligencia en México y Centroamérica.
Pero los resultados operativos de "Horacio" con el matrimonio "MaJu" no avanzaron con la intensidad que reclamaba la jefatura de la DI, y el oficial fue llamado de regreso a Cuba en 1997, dejando el control de la Operación Surco en manos de otro oficial de la red con experiencia en la penetración de instalaciones militares: Ramón Labañino, alias "Allan", "Johnny" y "Luis Medina", luego arrestado y condenado a cadena perpetua (reducida con posterioridad a 30 años).
Entre 1993 y finales de 1996, Labañino estuvo radicado en el área de Tampa, Florida, para vigilar y reportar a la DI sobre la base de la fuerza aérea de Mac Dill, donde se controla y dirige el tráfico aéreo militar de Estados Unidos hacia y desde el Caribe, Centro y Suramérica.
Labañino fue liberado por la administración Obama en 2014 y retornó a Cuba como parte de la negociación para restablecer relaciones diplomáticas entre ambos países. Joseph y Amarilys decidieron cooperar con el FBI al ser arrestados y se acogieron al programa de testigos protegidos.
¿Ha publicado la prensa oficial o han comentado acaso sus disciplinados voceros sobre estos particulares intereses de la DI en relación con bases militares y enclaves aéreos en Tampa, Miami, Homestead y Key West? ¿Operaban acaso los grupos de exiliados desde estos lugares? ¿Cómo explicárselo a una audiencia bombardeada por el ritornello propagandístico de la "misión defensiva" de la red durante su despliegue en Estados Unidos?
Cuando se mira a la faena asumida por el Comando Sur como mando militar responsabilizado en proporcionar planificación de contingencia, operaciones antinarcóticos y cooperación de seguridad en el hemisferio, puede explicarse el interés de la Red Avispa en sembrar sus agentes para obtener información estratégica.
La zona de responsabilidad del Comando Sur abarca 31 países y territorios, y sus áreas de interés incluyen: el territorio de Latinoamérica al sur de México; las aguas adyacentes de Centro y Suramérica; el Mar Caribe y sus 12 naciones insulares; el Golfo de México y un segmento del Océano Atlántico. Cuenta con más de 1,200 efectivos militares y civiles en representación de las fuerzas armadas y otros agencias federales.
Tal vez Olivier Assayas y los espectadores que consumen hoy el filme Red Avispa puedan entenderlo mejor leyendo estos papeles olvidados de la historia real.
Mensajes desclasificados de la Red Avispa
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