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“Yo me imagino en otro país que no sea Cuba: todo será armonía y prosperidad”

Tiene 28 años y acaba de salir de una cárcel de La Habana, tras cumplir una condena por robo con fuerza. Se dedica a la venta ilegal de alimentos.

Joven cubano sentado en el Malecón, en una foto de archivo © CiberCuba
Joven cubano sentado en el Malecón, en una foto de archivo Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 3 años

Tiene 28 años, una hija de 9 y ha pasado los últimos ocho en una cárcel de Cuba, cumpliendo condena por un robo con fuerza. "Yo era muy joven y me dejé llevar. Sé que le robé a quien no debía… A personas. No es algo de lo que me sienta orgulloso".

Su vida no ha sido un camino de rosas. Ha crecido en La Habana profunda, arropado por una madre luchadora con una discapacidad física que le impide caminar. Ella crió a sus dos hijos como todas las madres cubanas, "con mucho sacrificio".

Él tiene un hermano de 20 años que está en Chile. Se fue en agosto de 2018 por Guyana, ha pasado por Perú y Paraguay y quiere regresar a Cuba porque eso allá afuera no es lo que esperaba. Hace frío y su familia ha tenido que mandarle "alguito" para echarle una mano.

En su nueva vida como expresidiario tiene claro que no quiere que lo vuelvan a encerrar. Sueña con irse de Cuba y poder dedicarse a su pasión: las Artes Marciales Mixtas (MMA). Sabe que en Estados Unidos es donde mejor pagan a quienes practican este deporte, pero él tiene la posibilidad de salir para Italia. Solo necesita reunir el dinero para el viaje. "Me da igual irme para donde sea, siempre que haya de todo", afirmó.

Afuera le esperan sus sueños. "Yo me imagino en otro país, en una casita con todas las comodidades, con un buen carrito y una bella familia. Todo será armonía y prosperidad. Voy a vivir para mi familia y mis prácticas (de MMA). Soy uno de los mejores y lo voy a demostrar en cuanto tenga la oportunidad. Mi sueño es pelear afuera como profesional. Sí, realmente sí tengo planes fuera de Cuba. Voy a hacer lo que mejor sé hacer: pelear".

Su vida en La Habana es, de momento, bien distinta. Mantiene sus 76 kilos de peso andando de un sitio a otro, de cola en cola. Sabe que la cosa en Cuba está difícil, pero no tiene argumentos para responder si está peor que en el Período Especial.

"No recuerdo que mi mamá me hablara del Periodo Especial. No sé lo que es eso. Alguna gente me ha dicho que no estaba tan malo como ahora; que en aquella época se perdieron cosas, pero la gente comía y había de todo. Otros me han dicho que era una crisis malísima, que se hacían pizzas con preservativos derretidos. De eso no tengo mucho conocimiento. Dicen que estaba peor que ahora, pero eso es el pasado. Para mi entender, ahora mismo hay tremendo desarrollo en el mundo y nosotros somos uno de los países que más mal estamos", dijo.

"Aquí no estamos comiendo pan con azúcar ni tomamos agua con azúcar. Esto todavía no lo han declarado Período Especial. Ya no es como antes que tú querías comprar una cosa y entrabas a una tienda y si tenías el dinero lo comprabas. Eso se acabó. Aquí entras a una tienda y no hay nada. Ni aseo, ni pasta de dientes. Los que tuvieron visión de futuro y acapararon, ahora venden un tubo de pasta por 4-5 'fulas'. Si dices cuatro, te lo arrebatan de las manos ahora mismo. Quien no tiene el dinero se lava la boca con sal, con bicarbonato... con cualquier cosa, con lo que tenga. Con lo que sea. Yo conozco a gente que me está diciendo que hace un mes que no se lava la boca con pasta. Por la libreta toca un tubo para toda la casa cada tres meses", manifestó.

"Aquí el cubano trabaja para comer y el que se salva, que vive más o menos bien, es el que tiene un familiar afuera y puede montar un buen negocio. Ilegal, por supuesto", afirmó.

"Yo me dedico al negocio. No soy un gran negociante, pero gano lo mío. Vendo alimentos. De ahí saco el dinero para irme de aquí", contó.

El fracaso no entra entre sus planes. Su hermano, dice, cometió el error de irse muy joven, "sin mucha cabeza; sin mentalidad. Malo que bueno, mejor que en Cuba siempre vas a estar. Pero mi hermano no fue con el espíritu de trabajar. Extraña a la gente de aquí. Se siente solo. Ha pasado hambre. A todos los lugares hay que ir a pelear. Si no estudiaste lo suficiente y no tienes una profesión que valga la pena vas a ganar de acuerdo a lo que aprendiste. Aquí hay mucha gente que se ve sin recursos, como yo. Yo estuve sin nada. Estuve sin vida. Por eso aprecio un plato de comida a como se pueda. Aquí a veces se almuerza y se come, pero cuando hay que ahorrar solo se come", aseguró.

Mientras contesta las preguntas de CiberCuba, su madre entra a la casa. Viene del agro. Trae una jabita llena de tierra con cebollinos, tres aguacates verdes, dos boniatos pequeños y dos coles. Todo eso le costó casi 100 pesos. Casi la mitad de un salario en Cuba.

"Claro que quiero irme de aquí. Esto no puede ser. Yo abrí hoy 5 dólares para ir a desayunar y me queda un dólar. Gasté esos mismos 100 pesos en un desayuno para mí y para la gente de la casa. Tengo que subirme a un avión", concluyó.

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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