Promueven en Matanzas cultivo del henequén, planta clave en los años 90 para producir soga e hilos

Cuba retoma el cultivo del henequén en Matanzas, una planta clave en los años 90 para producir soga e hilos, y viejo fantasma del llamado “Período Especial”.

Cultivo de henequén © Granma / Efraín Cedeño
Cultivo de henequén Foto © Granma / Efraín Cedeño

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En medio de la actual crisis económica, Cuba vuelve a apostar por cultivos que fueron utilizados como paliativos durante el “Período Especial” en los años 90.

El henequén, conocido por su resistencia y versatilidad, está siendo promovido nuevamente en la provincia de Matanzas como parte de un proyecto que busca su recuperación y desarrollo sostenible para producir soga e hilos.


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Según informó el Gobierno Provincial del Poder Popular en Matanzas en su perfil de Facebook, investigadores del Centro de Estudios Biotecnológicos (CEBIO) de la Universidad de Matanzas, liderados por el Dr. C. Enildo Abreu Cruz, realizaron la primera entrega de plantas de henequén obtenidas mediante cultivo in vitro a la Empresa Nacional de Fibras Naturales.

Esta tecnología, desarrollada en los años 90, ha sido adaptada a las condiciones actuales para mejorar la calidad de las posturas de henequén y garantizar su propagación en los campos matanceros.

“El henequén (Agave fourcroydes Lem.) ha sido un cultivo fundamental en Matanzas, conocido por su resistencia a condiciones climáticas adversas donde otros cultivos no prosperan. Aunque históricamente ha sido utilizado para producir fibras destinadas a la fabricación de hilos y sogas, su potencial va mucho más allá”, señalaron los investigadores.

Además de su uso tradicional, los científicos señalaron que el henequén ofrece beneficios adicionales que podrían contribuir a la agricultura sostenible pues los residuos de la planta pueden aprovecharse para producir compost, reduciendo la dependencia de fertilizantes químicos.

Investigaciones recientes han demostrado también su capacidad como planta fitorremediadora, así como el valor de su savia por contener metabolitos de interés farmacéutico y propiedades que podrían utilizarse como plaguicida, indicaron.

A pesar de las maravillas atribuidas a esta planta, la nota no tardó en justificar los obstáculos del proyecto iniciado en 2021, mencionando la pandemia de COVID-19 y la escasez de materiales.

Enrique Almeida Ruiz, director de la Empresa Nacional de Fibras Naturales, destacó el impacto del trabajo conjunto con la academia: “Es un paso importante para el desarrollo del henequén en Cuba, ya que hemos iniciado su revitalización. Gracias al apoyo de instituciones como la Universidad de Matanzas, se podrán recuperar las plantaciones en el país en un corto plazo.”

La entrega de estas plantas se presenta como el enésimo ejemplo de cómo la ciencia y la investigación podrían transformar la agricultura en Cuba, narrativa que en otras ocasiones ha usado el régimen.

La nota precisó que, con el respaldo de instituciones académicas y el esfuerzo incansable de los investigadores, el henequén está listo para un “renacer productivo” que beneficiará a Matanzas y contribuirá a la maltrecha economía nacional.

El proyecto, además de rescatar un cultivo con un valor histórico indiscutible, aspira a posicionarlo como una joya del desarrollo sostenible, confiando en la magia de la innovación tecnológica y el tan invocado aprovechamiento comunitario.

Según el oficialista periódico Granma, el henequén estuvo a punto de desaparecer en el país. Su cultura productiva se fue perdiendo poco a poco desde la década de los 90, cuando la crisis económica y la falta de recursos afectaron severamente su cultivo.

Llama la atención que en 1985 Cuba llegó a producir más de 6 000 toneladas de fibra de henequén, pero apenas ocho años después, en 1993, la producción sufrió un desplome tan marcado que el país se vio obligado a importar más de 400 toneladas para suplir la demanda.

Este retroceso no solo afectó la industria nacional que dependía de la fibra para la producción de sogas e hilos, sino que marcó el inicio de un abandono casi total de este cultivo que en su momento fue fundamental en regiones como Matanzas.

Esta planta fue promocionada como “solución maravillosa” no solo en los años 90 del pasado siglo. En 2020, una planta industrial cienfueguera produjo detergente a partir de las hojas de henequén, reviviendo el triste un triste recuerdo del llamado “Período Especial” cuando desaparecieron los productos de aseo en Cuba.

Preguntas frecuentes sobre el cultivo del henequén en Cuba

¿Por qué se está promoviendo nuevamente el cultivo del henequén en Cuba?

El cultivo del henequén se está promoviendo nuevamente en Cuba como una estrategia para enfrentar la actual crisis económica. Este cultivo fue utilizado en el "Período Especial" de los años 90 y es conocido por su resistencia y versatilidad, lo que lo hace viable en condiciones climáticas adversas. Además, el henequén ofrece beneficios adicionales como la producción de compost y su capacidad como planta fitorremediadora.

¿Cuáles son los usos del henequén además de la producción de sogas e hilos?

Además de la producción de sogas e hilos, el henequén tiene potencial para la agricultura sostenible. Sus residuos pueden utilizarse para producir compost, reduciendo la dependencia de fertilizantes químicos. También tiene propiedades fitorremediadoras y su savia contiene metabolitos de interés farmacéutico, además de propiedades que podrían usarse como plaguicidas.

¿Cuáles son los principales desafíos del proyecto de revitalización del henequén en Matanzas?

Los principales desafíos del proyecto de revitalización del henequén en Matanzas incluyen la pandemia de COVID-19 y la escasez de materiales. A pesar de estos obstáculos, el proyecto busca la recuperación del cultivo con el respaldo de instituciones académicas y el uso de tecnología adaptada para mejorar la calidad de las posturas de henequén.

¿Cómo impacta el proyecto de henequén en la economía de Matanzas y Cuba?

El proyecto de henequén busca contribuir a la economía de Matanzas y Cuba mediante un "renacer productivo". Se espera que este cultivo, con su valor histórico y potencial sostenible, ayude a aliviar la maltrecha economía cubana, promoviendo la innovación tecnológica y el aprovechamiento comunitario.

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