Tres adolescentes que huían de la policía mientras llevaban un fusil semiautomático en una mochila saltaron una pared y entraron en el exclusivo resort Mar-a-Lago del presidente norteamericano Donald Trump, pero probablemente no sabían donde estaban, dijeron las autoridades este miércoles, según reporta la cadena CBS News.
El portavoz de la policía de Palm Beach, Michael Ogrodnick, dijo que los adolescentes fueron arrestados poco después de ingresar a los terrenos del complejo y arrojar la mochila, que contenía un mini AK-47 con un cargador de 14 cartuchos.
El oficial aseguró que los tres jóvenes tuvieron la suerte de que ni el presidente ni ningún miembro de la familia estuvieran allí, porque los agentes del Servicio Secreto podrían haberles disparado. El club permanece cerrado durante el verano.
"No tenían idea de dónde estaban", dijo Ogrodnick.
Según un informe policial, un oficial de Palm Beach vio a los adolescentes sentados en un automóvil estacionado el viernes por la mañana temprano a unas 2 millas al norte de Mar-a-Lago. Cuando encendió las luces del techo, el automóvil aceleró y se dirigió hacia el sur de la propiedad.
Cuando se acercaron al club, los adolescentes vieron a un segundo oficial que estaba realizando una parada de tráfico no relacionada y detuvieron abruptamente el automóvil, probablemente pensando que era un obstáculo para atraparlos, dijo Ogrodnick.
Los tres saltaron una pared cercana de Mar-a-Lago y se escondieron en los terrenos del complejo. Luego los agentes rodearon el club y utilizaron un helicóptero y un perro policía para encontrarlos. Ogrodnick dijo que nunca intentaron ingresar a ninguno de los edificios del complejo.
Los tres aseguraron que no eran dueños del AK-47 sino que lo habían encontrado.
Los adolescentes están acusados de allanamiento de morada con arma de fuego, robo con arma de fuego y resistirse al arresto sin violencia. Por el momento permanecen en un centro de detención de menores mientras los fiscales deciden si acusarlos como adultos.
Mar-a-Lago ha sido escenario de varias intrusiones desde que Trump se convirtió en presidente en 2017.
En febrero pasado Jing Lu, de 56 años, que entró sin permiso en al club Mar-a-Lago, fue condenada a seis meses de cárcel por oponer resistencia cuando fue detenida.
En el 2019 fue detenida otra ciudadana china que ingresó ilegalmente a la residencia del presidente en el sureste de Florida.
En marzo de ese año, Yujing Zhang fue detenida tras intentar ingresar a áreas de acceso restringido en Mar-a-Lago. A la mujer se le encontraron cinco teléfonos celulares, varias tarjetas de memoria, un computador portátil, un disco duro portátil y un artefacto capaz de detectar cámaras ocultas.
En noviembre pasado fue condenada a ocho meses de prisión por violación a la propiedad privada y hacer declaraciones falsas a agentes del Servicio Secreto de EE.UU.
A fines de enero, fue detenida Hanna Roemhild, de 30 años, cantante de ópera y residente en Connecticut por pasarse dos controles de seguridad con su vehículo cerca del ingreso a Mar-a-Lago y escapar de la Policía a toda velocidad.
Según sus abogados, Roemhild tiene un historial de problemas mentales y dos expertos consultados consideran que no es apta para ser sometida a juicio y debe ser ingresada en un hospital psiquiátrico.
Antes, el fin de semana de Acción de Gracias de 2018, un estudiante de la Universidad de Wisconsin que visitaba el área con sus padres entró en Mar-a-Lago mezclándose con un grupo que estaba entrando. Fue arrestado y se declaró culpable de un delito menor.
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