La dura realidad de Cuba: Una cosa es en dólares y otra en CUC

Lejos de ayudar a la mayoría, como ha dicho a los cuatro vientos el gobierno, las tiendas de MLC constituyen un engendro que hace más marcadas las diferencias entre los cubanos

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Este artículo es de hace 4 años

Recientemente fue noticia la venta de una pierna de jamón ibérico en 575 dólares en unas de las tiendas de Moneda Libremente Convertible (MLC) de La Habana. Pero el escandaloso precio del producto en el mercado de Camagüey y Boyeros no es aislado, sino que confirma una tendencia repetida hasta el cansancio en las últimas semanas: lo que se vende en MLC está pensado para los ricos de Cuba.

Lejos de ayudar a la mayoría, como ha dicho a los cuatro vientos el gobierno, las tiendas de MLC constituyen un engendro que hace más marcadas las diferencias entre los cubanos. De un lado están esos 72 establecimientos que sirven a los más privilegiados, a los afortunados propietarios de dólares o de cualquier otra divisa que los respalde (dígase: extranjeros residentes en Cuba, receptores de remesas, cuentapropistas exitosos…) para adquirir “lo mejorcito” de lo poco que se importa en el país.


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El recorrido por tres de las tiendas de MLC más visitadas de la capital: 3ra y 70, El Náutico y el propio Camagüey y Boyeros, lo constata. No solo muestra alimentos impagables, como el referido jamón proveniente de la Madre Patria o un pernil de cerdo en 90MLC, sino la falta de productos como papel sanitario, pollo o leche en polvo, y la presencia de otros más económicos, pero sumamente demandados.

Pongamos por caso el popular Centro Comercial de 3ra y 70, donde a exorbitantes precios en MLC aparecen mercancías solo vistas en películas por muchísimos cubanos: salmón, mejillones, almejas, camarones... Y junto a ellos, otros casi totalmente desaparecidos durante meses de las tiendas convencionales como el café, el detergente, las toallitas húmedas, el jabón de baño y el de lavar, el champú y el acondicionador.

En 3ra y 70, un paquete de 72 toallitas cuesta 1.70 MLC, cuando son revendidas en el mercado negro en 6 CUC (pesos convertibles), y la pareja de productos para el cabello en Camagüey y Boyeros sale en aproximadamente 15 dólares, mientras está al doble de ese precio en manos de acaparadores. Allí, uno puede encontrar un kilogramo de café Cubita a poco más de 14 MLC, o un paquete de detergente de 1.5kg por 4.10 MLC.

Sin embargo, en CUC esos productos son inalcanzables porque entran en tan minúsculas cantidades a tan pocas tiendas que quienes tienen la suerte de comprarlos hacen de ellos un negocio, vendiéndolos mucho más caros de lo que costaron. Ya se sabe: hay guerra contra coleros, revendedores, merolicos -como quiera llamárseles-, pero ese mercado negro en el que se venden hasta cajas de muerto seguirá existiendo en tanto la miseria sea alimentada por un sistema ineficiente.

El verdadero problema está en que la media de los cubanos, que cobra unos 35 dólares mensuales, no puede comprar en CUC más de lo que podría comprar en dólares. Así ocurre con el propio detergente, que se adquiere en la red estatal en unos 2 CUC el kilo y luego se revende en 6 y hasta 8 CUC en la calle. O con 1kg de Cubita, Arriero, Serrano, Regil o cualquier otro de los cafés cubanos que se venden “por la izquierda” en unos 20 CUC.

Aunque los funcionarios a cargo del comercio interior insisten en que las mercancías que abastecieron las tiendas en MLC entraron al país unas horas antes de la apertura de las mismas, en ellas se comercializan productos con etiquetas que tienen el precio en CUC, y otros vencidos hace tiempo como ciertas tortillas de maíz que han sacado en la tienda de El Náutico.

En MLC, un kilogramo de filete entero de res cuesta 23.80 y uno de queso Gouda, 8.10. Ese tipo de queso, tan perseguido por los restaurantes privados para elaborar pastas, fue borrado del mapa de las tiendas en CUC, y ahora algunos lo compran en alrededor de 25 MLC y lo venden “por fuera” en 50 CUC.

De otro lado, vemos a los cubanos de a pie abarrotados en las inmediaciones de las tiendas que aún funcionan en CUC y CUP (pesos cubanos) para acceder, hemos de suponer, a la gama restante, la baja. Para ellos están disponibles las mercancías de línea económica, no pocas veces hechas en la isla. Pero ocurre que ni siquiera esa última se corresponde con su nivel adquisitivo.

Los “buchitos” de materias primas, mal distribuidos hasta ahora en los más de 4800 puntos de venta del territorio nacional, escasean cada vez más por lo que los molotes son de escándalo. Y los molotes son casi siempre para buscar alguno de los 47 productos registrados como básicos por las autoridades.

No es secreto: el pollo es el alimento que más tumultos (perreras o matazones, si se prefiere) desata. No importa a qué hora llegue usted. No interesa si llueve o hay sol, ni si eres el 1 o el 200 en la cola. Nunca alcanza. ¿La justificación acostumbrada? La oferta no responde a la demanda porque son muchas las limitaciones económicas.

No obstante, el pollo es uno de los pocos productos que prácticamente se seguirá vendiendo solo en CUC, a tenor con lo informado oficialmente. Si bien un pollo entero de 1.2kg tiene un precio de 2.55 CUC y un paquete de muslos, unos 8CUC, se hallan dos veces más caros en manos de los merolicos.

El presidente cubano Miguel Díaz-Canel asegura que no dejará desamparados a los que no poseen dinero extranjero, pero el valor del dólar estadounidense es ya de 1.40 en el mercado informal y las carencias en CUC/CUP se ahondan diariamente, así como el descontento de la población. Mientras, las opciones en MLC se van haciendo infinitamente superiores.

Es la fiebre del dólar, y cada cubano tendrá que contagiarse o perecer.

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Katheryn Felipe

(La Habana, 1991) Licenciada en Periodismo por la Universidad de La Habana en 2014. Ha trabajado en diversos medios impresos, digitales y televisivos.


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