El reconocido pintor, poeta, narrador, crítico de artes plásticas, ensayista y editor cubano Pedro de Oraá murió en la tarde de este martes a sus 88 años.
El Noticiero Nacional de la Televisión Cubana se hizo eco de la noticia, pero no especificó las causas del fallecimiento de quien fuera Premio Nacional de Artes Plásticas en 2015.
"La obra de Pedro de Oraá es símbolo de un momento del arte cubano del siglo XX, un periodo en que la abstracción y el concretismo no figuraban en la historia del arte cubano", aseguró el citado medio.
El Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) destacó que De Oraá era el último de los grandes maestros del concretismo en obtener el Premio Nacional de Artes Plásticas.
También mereció el Premio Nacional de Diseño del Libro, en 2011, y el Premio Maestro de Juventudes, en 2019.
De Oraá nació en La Habana, el 23 de octubre de 1931, e inició sus estudios en la Escuela Primaria Superior anexa a la Escuela Normal para Maestros de La Habana.
Estudió pintura y escultura en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, y Construcción Civil en la Escuela de Artes y Oficios de La Habana.
Estuvo vinculado con el grupo de artistas plásticos Los Once desde su surgimiento en 1953, aunque nunca llegó a exponer con ellos, y a partir de 1958 integró el grupo de Diez Pintores Concretos.
En 1960 constituyó la organización de las actividades escénicas del Teatro Nacional y en 1961 fundó las Ediciones Pálpite, en La Habana. Tres años después, en 1964, viajó a Bulgaria, donde residió con el propósito de conocer la lengua y la literatura de ese país. Ese mismo año cofundó la Editorial Belic.
Sus obras forman parte de colecciones de varios países, como el Museo Universitario del Chopo, en Ciudad de México; Godwin-Ternbach Museum de la universidad Queen College, Nueva York; el Museum of Finest Cuban Arts, de Viena, y el Museo Nacional de Bellas Artes, en La Habana.
En su carrera de poeta, De Oraá realizó traducciones de poesía para la revista Unión, de la UNEAC, y publicó los volúmenes Apuntes para una mítica de La Habana, Tiempo y poesía y La voz de la tierra (todos en 1971).
Su obra literaria incluye también textos como El instante cernido (1953), Estación de la hierba (1957), Las destrucciones por el horizonte (1966-67), Suma de ecos (1989), Umbral (1997), La antología personal. Cifra y Vida secreta de La Giraldilla (ambos en 2003).
Los poemas de De Oraá fueron traducidos al inglés, francés, alemán, polaco, ruso, búlgaro y sueco.
La periodista Lianet Hernández, quien lo entrevistara en 2015 para la revista de arte contemporáneo Artishock, dijo sobre su muerte: "Este año maldito se lo ha llevado a otro lugar. Luz donde esté, maestro".
En la entrevista, Hernández le pregunta cómo se define a sí mismo un pintor abstracto desde el punto de vista formal, a lo que De Oraá respondió:
"Es aquel que percibe y descifra la realidad como interiorización y no como entorno y superficie. La realidad es cambiante y relativa, pero el objeto de la abstracción es fijarla en su aspecto no visible. El objeto abstracto se instala en el espacio de la realidad –sea pintura, escultura u otra materia recreada–, y pasa a ser objeto desconocido, pero real y concreto en su espacio".
Los detalles de las exequias serán dados a conocer próximamente por medio oficiales.
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