Relvis Fonseca (Moa, Holguín, 1996) es un emigrante cubano que por accidente vive en la ciudad de Chulucanas, al norte de Perú. Él tiene permiso de residencia en Suecia y llegó a este rincón de la provincia de Morropón, en el departamento de Piura, a través de la asociación misionera sueca Testa Mission. Se instaló en septiembre de 2019 con el propósito de hacer voluntariado con niños y mayores en una iglesia de la zona.
Antes del cierre de fronteras por el coronavirus pudo marcharse al país europeo al que emigró desde Cuba por su condición de cristiano (protestante) cuando tenía 14 años. A los 18 empezó a trabajar en un hogar de ancianos y con 23 viajó a Perú. "Me quedé en Chulucanas porque vi la necesidad que había. Me dije, no me puedo ir para Suecia y vivir cómodo, cuando sé que hay muchas personas que están pasando tanta necesidad", comenta a CiberCuba.
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Los efectos de la pandemia, en una zona donde la pobreza ya hace años que hace estragos, llevó a Relvis Fonseca a dedicarse en cuerpo y alma a ayudar a las personas más necesitadas de Chulucanas.
Este joven cristiano, de 24 años, abrió su propia tienda de artículos de bebé y bicicletas para niños y adultos hace cuatro meses. Poco después, el 20 de junio de este 2020 decidió empezar a echar una mano a los más desfavorecidos. Al principio lo hacía sacando dinero de su sueldo, pero luego llegaron donaciones de amigos de Suecia.
"Yo empecé esta labor social porque yo sé lo que es pasar hambre. Yo he vivido en Cuba y sé lo que es tener necesidades. Y por eso, durante esta pandemia, yo decidí, en mi corazón que yo quería hacer algo por esta ciudad. Yo he visto con mis propios ojos a las personas que sufren. Me gustaría ayudarlos a todos, pero en estos momentos nos enfocamos en algunos, especialmente los adultos mayores porque ellos no pueden trabajar".
En mente tiene ahora la idea de crear una entidad con fuerza, capaz de hacer frente a los problemas allá donde las instituciones y la administración no consiguen aliviar la pobreza. Pero también, sueña con poder llevar esta iniciativa humanitaria a Cuba.
"En mi país no tuve la oportunidad de hacer algo así porque yo salí muy joven, con 14 años, pero me quedo con el deseo de ayudar y de hacer algo así en el futuro. Mis metas son crear un proyecto para darle trabajo a las personas que no tienen", añade.
"Queremos hacer más cosas y ayudar a más personas, pero estamos limitados por la falta de dinero. Casi todo viene de mi negocio y de algunos amigos que hicieron pequeñas donaciones hace un mes. Soñamos con hacer un trabajo igual en Cuba en el futuro", dice convencido.
Adultos mayores, madres solteras, niños y gente muy humilde que no puede trabajar entran en el perfil de personas a las que Relvis Fonseca les da un almuerzo, ropa, zapatos e incluso dinero. "Justo ayer visité a una pareja de abuelos que viven en pésimas condiciones", dice y comparte fotos de lo que vio.
La labor solidaria de Relvis Fonseca ha conseguido apoyo en las redes sociales. Sólo en Facebook tiene 11.000 seguidores que comentan su actividad humanitaria y, sobre todo, le dan ideas para seguir ayudando a los más desfavorecidos.
"Cuando ayudo a alguien, me siento increíble. Es una sensación que no se puede describir. Me encanta ayudar a las personas y lo hago siempre de todo corazón".
"Espero que muchos jóvenes se animen a realizar una obra así en la ciudad donde estén. No necesitan mucho para hacer algo así. Tienen que saber que cada granito de arena es importante", concluye.
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