Decenas de personas que hacían cola para comprar hamburguesas en el capitalino barrio del Cerro tuvieron que volver a sus hogares sin nada en las manos.
“¡Se acabó… se acabó!”, se le escucha decir al agente que supuestamente controla la cola, en un video enviado por un lector de CiberCuba. El anuncio provoca la indignación y protesta de las personas que esperaban para poder comprar algo de comida que llevar a casa.
El desabastecimiento es crítico en estos momentos en Cuba. Cada día son más las noticias que informan de la desesperación, rabia e impotencia de los cubanos, que ven cómo faltan los productos de primera necesidad en ritmo creciente.
En el caso del ciudadano que graba el video, resulta doloroso escuchar su testimonio, sus horas de espera para poder comprar algo que comer y llevar a su familia en casa. “No soy yo, son cientos de familias las que tienen el frío vacío en casa, que no tienen nada que comer”, cuenta a CiberCuba con la voz quebrada.
Las restricciones a la movilidad, que obligan a los habaneros a comprar en los municipios donde residen, les impiden salir fuera del Consejo del Latino para comprar alimentos. De ahí que cualquier tienda o cafetería que oferte algo que comer se vuelve el epicentro de grandes colas, agitación y escenas de violencia.
Las hamburguesas que este ciudadano y decenas de personas más querían comprar hoy, solo alcanzaron para abastecer a cincuenta o sesenta consumidores. El resto no se lo podía explicar; más cuando habían visto un camión abastecer la tienda a las 11 de la mañana. O se lo explicaban mediante insinuaciones: el que más y el que menos sospecha que la corrupción es generalizada.
El rumor se extendía entre la cola, pero la resignación todavía es un sentimiento más fuerte que la protesta. Contribuye a ello el hecho de que las colas estén cuasi militarizadas, las ciudades vigiladas por “chivatos” en todas las esquinas.
A esta situación se suman las medidas coercitivas adicionales que están siendo aprobadas en La Habana y que buscan silenciar a la población e impedir que se conozca cuál es la realidad del país.
Multas a quienes graben o hagan fotos con sus móviles, además de censura de medios de comunicación alternativos como este diario: puede que el régimen empiece a temer al día en que también escuchen la voz del pueblo diciendo: “¡Se acabó… se acabó!”
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