El enemigo rumor es que van a siquitrillar al hiperalimentado ministro de la alimentación de Cuba, Manuel Sobrino Martínez por el papelazo en la Mesa Redonda. “Es que fue demasiado”, comenta la gente en las colas. Pero la masa se equivoca porque en Cuba revolucionaria jamás han defenestrado a un cuadro de mucho peso cuando hay runrún sobre su destino, no vaya a ser que la gente comience a creer que tienen voz y voto en las decisiones gubernamentales.
A quien sí le van a dar Plan Pijama -dicen- es a quien está coordinando la comunicación institucional. Con lo que está lloviendo en este país ¿cómo se le pudo ocurrir poner a este compañero delante de cámaras?
Porque asumámoslo, era sabido que el tema no iba a ser en cuánto está creciendo la producción de mariscos para la población o que iban a aumentar la cantidad de libras de jamón por la cuota, na. Esto es Cuba. Aquí el tema es el mondongo, la claria, los metros de croqueta, el embutido de huesos de cerdo y para ampliar nuestra cultura avícola, la gallina decrépita.
¿De qué podía hablar el hombre; del hambre?
Acostumbrado como está el pueblo a que el gobierno dé cifras fantasmas en las que solo creen los más inocentes, casi nadie se percató del globo, varias veces repetido, de que el Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL) movía dos mil 500 millones de toneladas anuales de alimentos.
No obstante, en un sitio web del PCC conocido como Cubadebate, aclararon que eran realmente dos millones y medio de toneladas. Si la cifra anterior daba risa por falsa, esta da depresión por miserable, pues equivale a decir que, quitando el millón de toneladas que se refieren a ron, cerveza, refresco y helados, y lo destinado para el turismo, quedan para cada cubano ¡21 libras de alimentos al mes!
Tenemos un Ministerio de la Industria Alimentaria que tiene cientos de unidades de elaboración, que acopia gran parte de la producción de la agricultura y las importaciones nacionales, que centraliza la política alimentaria del país, pero solo puede garantizar 21 libras de comida al mes para cada cubano, menos de una libra al día… ¡hasta los coleros son más eficientes!
El pueblo irreverente la coge con el alimentado ministro que está tratando de hacer lo mejor que puede con su circunstancia, cuando la cuestión real es ¿Quién creó esta circunstancia?
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