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Más de 20 personas fueron necesarias en el Zoológico de Miami para inmovilizar a una jirafa de 907 kilogramos –casi 2 000 libras–, y así poder curarle dos patas que tenía fracturadas.
El equipo, integrado por 24 veterinarios, técnicos, cuidadores y herreros logró tumbarla en el suelo y poner su cabeza en alto sobre un tablón inclinado. De esa forma consiguieron tomarle radiografías, recoger muestras de sangre y tejido, darle terapia con láser y podarle los cascos.
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Finalmente, tras determinar el tipo de lesiones que presentaba, le colocaron en sus patas traseras unos zapatos de goma hechos a medida para ella.
La jirafa, llamada Pongo, mide 16 pies –4,87 metros– y tiene 11 años. Desde hace algún tiempo padecía una cojera severa que había reducido significativamente su movilidad, por lo que el personal de salud del centro optó por realizar la intervención, a pesar de la complejidad que entraña anestesiar a este tipo de especie.
Según indicó el Zoológico en una publicación en su cuenta de Instagram este martes, el sábado 19 de septiembre Pongo “fue inmovilizada para una serie de procedimientos que fueron necesarios para mejorar su calidad de vida, que había experimentado un deterioro significativo en las últimas semanas”.
El animal “había estado sufriendo una cojera severa que había restringido significativamente su movilidad y le dificultaba realizar las actividades diarias sin un dolor debilitante a pesar de recibir medicamentos para ayudarlo a controlar su malestar”, detalló.
“Debido a la extraordinaria anatomía y tamaño de una jirafa, el mayor desafío fue inmovilizar de manera segura a Pongo y mantenerlo bajo anestesia mientras se mantenían sus signos vitales en un nivel saludable. En términos generales, las jirafas adultas se consideran uno de los animales más difíciles de anestesiar y la muerte como resultado de no poder recuperarse de la anestesia es un riesgo grave”, precisó.
“Los rayos X revelaron que Pongo tenía dos fracturas diferentes en los pies. Recibió terapia con láser y se le colocaron zapatos personalizados que se sujetaron con éxito a sus patas traseras. Los zapatos están diseñados para inmovilizar y soportar el pie recientemente fracturado mientras ayudan a equilibrar el pie opuesto”, concluyó.
La fractura de Pongo se sanará totalmente en varias semanas. Tras salir de la anestesia, estuvo casi 40 minutos intentando levantarse hasta que lo consiguió. Pero ya se encuentra bien junto al resto de su manada.
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