El prolongado diferendo entre La Habana y Washington ha contaminado la visión global de un conflicto que beneficia directamente a los dinosaurios tardocastristas, a países de América Latina y el Caribe, a empresarios norteamericanos y al grueso de la burocracia comunista, que han amasado fortunas con la falta de libertad y la pobreza crónica en Cuba,
Las más recientes medidas anunciadas por la Casa Blanca tendrán escaso impacto económico en Cuba, donde no hay turistas por el cierre sanitario de fronteras, porque el turismo ya renqueaba desde que se apagó el embullo Obama y porque los cubanos emigrados en Estados Unidos, Europa y demás países han visto afectados sus niveles de empleo y renta, que repercuten negativamente en el envío de remesas y viajes.
Lo más leído hoy:
Las playas de Florida, Cancún, República Dominicana, Bahamas y Cayman deben estar de fiesta con el anuncio norteamericano que les garantiza una arribazón de turistas, en cuanto pueda levantarse la veda sanitaria impuesta por el coronavirus. Incluso, aquellos cubanos que puedan permitirse visitar a sus familias intentarán alojarse en casas de parientes cercanos y recortarán gastos por la incertidumbre económica mundial.
Paradójicamente, el tardocastrismo, que padece una esquizofrenia informativa, no cesa de contar a los cubanos lo malo que está todo en el mundo y, especialmente, en Estados Unidos, pero -al mismo tiempo- ordena a exégetas y gusañeros que expandan el rumor de que la clave inmediata es aguantar hasta noviembre, donde un probable triunfo electoral de Joe Biden conseguiría la cuadratura del círculo: Derrotar a Trump, vencer al coronavirus, provocar el renacimiento de la economía y volver al embullo Obama. ¡Casi na!
Países vecinos votan contra el embargo norteamericano, mantienen relaciones diplomáticas y de colaboración en diferentes ámbitos con el tardocastrismo, pero rezan porque la llegada de la democracia y la economía de mercado se retrasen lo más posible para ellos seguir sacando tajada de la desventura cubana, aunque no dudan en darle un salve a la dictadura castrista en forma de donación de alimentos, compra de servicios médicos o el financiamiento de determinadas compras en el mercado estadounidense, que luego reexportan a la isla con multas de viles garroteros..
La burocracia comunista debe andar afilando los matavacas de cara a la reapertura porque ya podrá cobrar en dólares norteamericanos, y a mayores precios, los sobornos que exige por unos análisis de sangre, la venta de exámenes, combustibles, carne de res, aceite, detergente y la agilización de cualquier trámite relacionado con escapar de Cuba.
¡No es fácil!, es el lema de guerra de la burocracia comunista, que muchas de sus víctimas cotidianas repiten como eco de alivio, cuando realmente es muy difícil ser cubano en Cuba.
Habitualmente, se pone el acento en el conflicto principal, sin reparar en las grandes ventajas que reporta al inmovilismo tardocastrista, a la burocracia cleptocomunista, a los países vecinos y a algunas empresas del sur de La Florida y otras regiones de Estados Unidos, la congelación de Cuba y la postergación que agrede directamente a un pueblo noble y emprendedor.
Muchos vocingleros contra el intercambio cultural dificultan el forrajeo en dólares de talentosos artistas cubanos, pero luego no van a los teatros y salas para apoyar a los creadores emigrados que compaginan su vocación con otros trabajos para pagar los recibos mensuales en el sur de La Florida y otras latitudes migratorias.
Cuba democrática y con economía de mercado desestabilizaría el tablero regional por el empuje natural de sus hijos, la interacción con la generosa y esforzada emigración y el capital humano que creó la revolución con dinero soviético y que ahora trabaja en playas tan distantes como Namibia o Uruguay, sin dejar de pensar en su patria y familia.
Miami y la Base Naval de Guantánamo son las regiones más prósperas de Cuba, donde el resto vive avasallado por la casta verde oliva y excluyente, que combina técnicas neoliberales de mercado con la letanía de la resistencia y el respaldo interesado de todos esos que perderán las ventajas conseguidas a costa del sufrimiento de los cubanos.
La libertad será una fiesta inolvidable para casi todos los cubanos, y un tremendo palo para todos esos aliados circunstanciales del tardocastrismo, que necesitan una Cuba encarcelada y empobrecida para seguir sacando tajada y jugando a la solidaridad antiimperialista. ¡Total, si quien empuja, no se da golpes!
Archivado en:
Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.