La cubana Grechent Alfonso Torres criticó en las redes sociales que el Gobierno de Santiago de Cuba vendió los uniformes para los niños de la enseñanza preescolar extremadamente grandes, obligando a la familia a buscar con urgencia una costurera que pueda adaptar la prenda de vestir.
La esposa del opositor Jorge Cervante, de la Unión Patriótica de Cuba, publicó en su perfil de Facebook las imágenes de la menor de edad posando con la blusa y la saya que le vendieron.
"Los uniformes que vendieron hoy supuestamente eran para los niños y niñas de 5 años de edad que van a entrar al nuevo curso escolar en el grado de preescolar y miren qué grandes están", escribió a la vez que especificó que a su hija le correspondió una blusa talla 10 y una saya talla 8.
Tras publicar las fotos de la pequeña con el uniforme que vendió el Estado cubano en la oriental provincia de Santiago, varios internautas comentaron lo triste que es la situación para muchas familias.
"¡Qué barbaridad! ¿Por qué hacen esto con los muchachos? Todavía no estamos en Halloween. Hijo mío no se pone eso. Parece una sábana", "Todos los años es lo mismo con el número de tallas de los uniformes; si estudiaran más la curvatura de tallas de nuestros niños, sobraría más tela y por consiguiente, se producían más uniformes", fueron algunas de las ideas que se expresaron.
El pasado lunes 5 de octubre comenzó la venta de uniformes escolares en Cuba, correspondiente al curso académico 2020-2021, que se atrasó unos meses debido a la pandemia del nuevo coronavirus. Las autoridades del Ministerio del Comercio Interior en la isla.
Para los niños de preescolar y quinto grado se venden dos mudas de ropa en dependencia del sexo de cada estudiante, según explicaron en un comunicado de prensa.
En La Habana y Ciego de Ávila no se venderán los uniformes debido a la complejidad sanitaria que se vive en esas provincias debido al nuevo coronavirus.
Cada año el tema de las tallas de los uniformes escolares en Cuba es un problema, ya que las autoridades de la isla, si bien aseguran que cada estudiante acceda a las prendas de vestir que se exigen por cada enseñanza, no siempre los padres pueden comprarlos con la medida que se corresponde a sus hijos.
Como solución muchos deben llevar estas ropas a costureras que se encargan de dar los retoques finales a la vestimenta oficial, días antes de iniciar el curso académico, lo que genera estrés en muchos hogares ante la incapacidad de no contar con un margen de tiempo que garantice que los menores de edad puedan tener sus uniformes listos.
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