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Los llamados swing states de Estados Unidos, conocidos en español como estados péndulo o bisagra, son aquellos en los que no ha estado seguro el voto republicano o demócrata a lo largo de la historia de las elecciones en el país.
Las elecciones presidenciales en EE.UU. no la deciden la cantidad de votos ciudadanos, sino los votos electorales que acumulan los estados de manera independiente. Excepto en Maine y Nebraska, todos los votos electorales van hacia el candidato que más votos obtenga.
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Matemáticamente, un candidato puede obtener más votos ciudadanos y ganar la votación popular, pero perder las elecciones por los votos electorales. Esto fue lo que pasó en 2016, cuando Hillary Clinton perdió habiendo obtenido 3 millones más de boletas a su favor, pero 77 votos electorales menos que Donald Trump.
En total, estos últimos suman 538 y se distribuyen según la población del estado. Este número de votos por estado solo puede cambiar cada 10 años si un censo determina que la población ha incrementado. Para ganar es necesario contar con la mayoría de, al menos 270 de estos votos. De ahí la importancia que tienen los estados péndulos.
En los estados seguros como Colorado o Nebraska, que han votado a los republicanos durante muchos años, las campañas políticas son mucho menores que en los estados pendulares, por ejemplo. Sin embargo, en estados como en Ohio y Florida, que han votado en favor del presidente ganador de 1972 (con la excepción en 1992, cuando George Bush padre ganó en Florida, pero perdió las generales contra Bill Clinton), las campañas electorales son intensas y fervorosas.
Los estados bisagra también pueden ser nombrados como púrpuras, la unión de los dos colores que definen las identidades políticas norteamericanas, el rojo para los republicanos y el azul para los demócratas. Así, en una gráfica de colores es fácil reconocer que Michigan, Arizona, Colorado, Florida, Georgia, Iowa, Nevada, Nuevo Hampshire, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania, Virginia y Wisconsin son estados púrpuras. Todos los años, hay estados seguros (rojos o azules) que pueden cambiar según las encuestas. Este año se les suma Texas, donde los por cientos sitúan a Joe Biden y a Donald Trump con un margen muy estrecho de 4.4 % en favor del actual mandatario.
Las elecciones generales de este año despiertan especial interés en la comunidad internacional, que conoce la importancia del país como líder mundial en materia económica, valores democráticos y derechos humanos. Los estados pendulares tienen el poder de decidir quién será el próximo presidente. Son el corazón del derecho ciudadano a votar y donde las conversaciones políticas suelen ser más moderadas o centristas, a pesar de las apariencias.
Las encuestas muestran a un Joe Biden que lidera ligeramente sobre el futuro, pero el presente pertenece a los estados pendulares.
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