Cuando quedan por recontar casi 1,4 millones de votos por correo, que pueden recibirse hasta el próximo viernes, el presidente Donald Trump se ha declarado ganador de las elecciones en Estados Unidos y ha anunciado que irá hasta el Tribunal Supremo para garantizar la integridad de las mismas.
"Esto es un fraude al pueblo estadounidense. Una vergüenza para nuestro país", dijo el presidente desde la Casa Blanca, pasadas las dos de la madrugada de este miércoles. "Francamente, hemos ganado las elecciones. Nuestro objetivo ahora es garantizar la integridad de las mismas. Iremos al Tribunal Supremo. Es un momento muy triste".
En una recepción ante 250 invitados, el presidente aseguró que "íbamos ganando y de repente… se cae todo". Tras repasar sus victorias en Florida y Ohio, estados donde ya ganó en el 2016, Trump presentó como un intento de robar las elecciones el hecho de que no se hayan sentenciado todavía las carreras en Carolina del Norte y Georgia a pesar de que quedan muy pocos votos por contabilizar y él sigue a la cabeza. "Estábamos a punto de celebrar una gran victoria y de repente…", insistió.
Trump lleva meses preparando el terreno para impugnar el recuento de votos. En las últimas semanas ha repetido el mensaje de que el aumento del voto por correo debido a la pandemia podría dar lugar a un fraude electoral.
Poco antes, en una posible referencia a Pensilvania, el presidente tuiteó un mensaje que la red social etiquetó como "posiblemente engañoso": "Tenemos una GRAN ventaja, pero nos están tratando de ROBAR la elección. No les dejaremos hacerlo. No se pueden emitir votos después de cerrar las urnas", advirtió Trump en uno de sus mensajes de la noche electoral.
La Corte Suprema de ese Estado ha permitido que la Junta Electoral reciba las papeletas por correo hasta el viernes, siempre que tengan el matasellos de este martes.
Pero Trump, que ahora mismo tiene bastantes números para salir ganador en contra de la previsión de las encuestas, ha anunciado que irá al Tribunal Supremo para "frenar" el recuento de las papeletas emitidas por correo, presentándolas como un caso de "fraude mayor".
El enorme volumen de voto anticipado emitido este año ha ralentizado el recuento en varios estados clave, incluidos Pensilvania, Michigan y Wisconsin, el territorio donde ahora mismo parece que podrían decidirse estas elecciones.
En algunos casos, esta madrugada las autoridades estatales han parado de contar y prevén terminar el miércoles por la mañana. En otros, la ley permite que se contabilicen papeletas recibidas hasta tres días después de la fecha de las elecciones. Aunque todo esto forma parte del proceso electoral normal, Trump lo ha presentado como una evidencia de fraude.
La elección se encamina así al Tribunal Supremo, donde semanas antes de las elecciones los republicanos colocaron a la juez conservadora Amy Coney Barrett, tras el fallecimiento de la progresista Ruth Bader Ginsburg, inclinando la balanza de la más alta instancia judicial del país hacia el lado conservador (seis votos contra tres).
El horizonte recuerda a las elecciones del año 2000, en las que el Supremo acabó decidiendo el resultado, y entregó la victoria al republicano George W. Bush contra el demócrata Al Gore por solo 527 votos tras un complicado recuento en Florida.
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