Elecciones presidenciales del 2020 en Estados Unidos alcanzan un récord de voto popular

Las cifras de la contienda, sin embargo, arrojan el saldo de un país profundamente dividido.

Ambos candidatos batieron el récor de votos obtenido por Barack Obama en el 2008 © Screenshot
Ambos candidatos batieron el récor de votos obtenido por Barack Obama en el 2008 Foto © Screenshot

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Este artículo es de hace 4 años

Joe Biden no solo ha derrotado a Donald Trump sino que además será el presidente más votado de la historia de Estados Unidos. Según el recuento de los medios estadounidenses, ya ha conseguido 77,9 millones de votos, superando así el récord de 69,4 millones que recibió el también demócrata Barack Obama en su amplia victoria de 2008.

El voto popular, como se denomina en Estados Unidos al total de papeletas que recibe un candidato, no se traduce de la misma manera en los votos electorales, que son los que determinan el ganador de las elecciones.


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Con 306 votos del colegio electoral y los votos más populares de cualquier candidato presidencial en la historia, Biden logró una victoria que ha sido primordial para muchos demócratas.

No solo Biden, también su rival, el actual presidente Donald Trump, va camino de hacerse con una cantidad insólita de votos (72.7 millones por el momento, lo que le ha valido 232 cotos de colegio electoral). La clave está en la inusualmente alta participación de estas elecciones, que va camino de convertirse en la mayor en un siglo.

"En esta elección han votado más de 150 millones de personas, más gente que en ninguna otra en la historia de este país", aseguró Biden en un discurso durante la noche del viernes. Cifras posteriores de un recuento aún en marcha muestran casi 160 millones de votos.

Esta participación supera de largo la de 2008, cuando se registraron 132,6 millones de papeletas.

Según la organización de análisis electoral US Election Project, la votación de 159 millones de personas en este 2020 supondría una participación del 66,8% del censo. Este porcentaje no se alcanzaba desde los comicios de 1900, ya que a lo largo del siglo XX la participación siempre ha estado entre el 50 y el 60%.

El único año del siglo pasado en el que se alcanzó un número similar fue en 1960, cuando John F. Kennedy resultó elegido por delante del republicano Richard Nixon. En el lado contrario, el mínimo de participación se registró en la reelección del demócrata Bill Clinton en 1996, frente a su rival Bob Dole.

Otra singularidad en estas atípicas elecciones es la participación masiva en el voto anticipado o por correo. Más de 100 millones de personas, de nuevo otro récord histórico, recurrieron a esta opción en un año marcado por la pandemia del coronavirus y el miedo al contagio. En algunos estados, como Texas, hubo más votos por correo (más de nueve millones) que el total de votos emitidos en las últimas elecciones presidenciales, las de 2016.

Sin embargo, en el panorama electoral, ambos partidos se encuentran enfrascado en una intensa lucha, con sus fortalezas tradicionales cada vez más sitiadas. De hecho, demócratas y republicanos se enfrentan quizás al mapa electoral más inestable y en juego que el país haya visto en una generación.

El recuento de los votos en urna produjo en algunos estados un "espejismo rojo", la ilusión de que el Partido Republicano iba a ganar cuando la llegada en masa del voto por correo acabó por llevar a un resultado diferente. Es lo que ha ocurrido en Wisconsin, Pensilvania y Georgia, entre otros estados donde finalmente se ha impuesto Biden por corto margen. Trump, que pidió explícitamente a sus seguidores que no votaran por correo, ha aprovechado esta circunstancia para acusar de fraude electoral a sus contrincantes.

Hasta el momento, Trump sigue negado a reconocer la victoria de su rival demócrata, y no ha parado de lanzar acusaciones sin pruebas concretas sobre un supuesto fraude.

Este sábado incluso hizo una breve aparición desde su coche oficial en una manifestación convocada por sus partidarios en Washington DC, que reclamaban "Detened el fraude” y que "los votos legales” fueran escrutados.

Trump también tuiteó que “cientos de miles de personas” le habían mostrado apoyo y no se iban a prestar a “¡una elección manipulada y corrupta!”. La portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, incluso celebró “el millón de asistentes”. Sin embargo, las estimaciones de los principales medios locales aseguran que la protesta no llegó a reunir más que unos pocos miles de asistentes.

Doce días después de las elecciones, la batalla legal de Trump no está dando frutos. Pensilvania, Michigan y Arizona han reducido las esperanzas del presidente saliente al poner fin a sus querellas por falta de pruebas.

Las autoridades estatales y federales de Estados Unidos encargadas de velar por la seguridad electoral e integrados en la agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA), dijeron en un comunicado conjunto esta semana que “las elecciones del 3 de noviembre fueron las más seguras en la historia” del país.

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