Comunicado del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) de Cuba
Hace un año que el presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel, anunció ante el Consejo de Ministros un Programa de gobierno para enfrentar el racismo y la discriminación que aún se desconoce y donde un inmenso segmento de la ciudadanía comprometida cívicamente, y en particular la esfera pública afrodescendiente, le preocupa el silencio de las autoridades con relación a la discusión de la problemática racial y la indiferencia con lo que está sucediendo con los negros y negras en Cuba.
Ha sido un año difícil y, desde la reconstrucción del Estado cubano, se anuncian nuevos programas priorizados en el orden de lo económico, social y político, sin embargo se continúa postergando una temática tan sensible que queda al final de la fila. El debate sobre el racismo y la discriminación racial en la sociedad cubana también atraviesa lo económico pues es un debate sobre la dominación y el poder. Durante un año, la sociedad civil, en particular la creciente esfera pública afrodescendiente, ha estado reclamando que el programa anunciado se realice con toda la transparencia y urgencia que el mismo requiere y seguimos sin una clara respuesta.
Un articulo, publicado el 17 de noviembre en Granma. Contra el racismo y la discriminación, un año después, bajo la firma del periodista Pedro de la Hoz, también presidente de la Comisión cubana contra el racismo y la discriminación racial José Antonio Aponte, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), apenas trasparenta las acciones implementadas por dicho programa.
La lucha contra el racismo y la discriminación racial se traducen en derecho y dignidad. La estrategia utilizada por la Revolución Cubana desde su etapa fundacional para erradicar los problemas derivados del binomio raza y desigualdad no han sido suficiente. Los escenarios de la pobreza y la reconfiguración de las desigualdades hoy saltan a la vista donde continúan siendo los afrodescendientes los más representados.
Desde el Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) plataforma cívica de derechos humanos hemos sido testigos durante la última década cómo se ha reflexionado, desde varios frentes, un debate académico sobre la problemática racial cubana con aciertos y desaciertos y, sin embargo, el debate y las acciones diseñadas desde las comisiones culturales o partidistas no han tenido la recepción esperada -sobre todo- cuando no llega a la base, a las comunidades, a los condenados de siempre con un mensaje claro.
Nos preocupa que el Estado continúa minando y capitalizando la posibilidad de discutir abiertamente un problema de emergencia social. La urgencia de transparencia a la hora de poner sobre la mesa las propuestas que han nacido desde la propia sociedad civil hoy continúa generando sospecha, prejuicios ideológicos, resistencia y chantaje donde se impone la posición conservadora y hegemónica del poder político. Uno de los pilares más orquestados por el Estado es la educación, desde la pedagogía revolucionaria los cubanos y cubanas no hemos aprendido a ser antirracistas pues la ausencia del antirracismo en el sistema curricular, 62 años después del triunfo revolucionario es visible.
El Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2015-2024) sigue siendo una oportunidad perdida para el beneficio de la sociedad cubana y la comunidad afrodescendiente pues el discurso dominante revolucionario con la complicidad de la academia, continúa silenciando y desmovilizando la necesaria conversación sobre la cuestión racial así como las acciones que se desprenden del mismo. Administrar el abordaje de la cuestión racial cubana mediante comisiones o fundaciones subordinadas a los intereses políticos del Partido Comunista de Cuba no ha generado resultado positivo alguno.
En este conflictivo contexto no podemos ignorar la criminalización del activismo antirracista marcado por fantasmas ideológico, la manipulación por parte de agentes del Estado y comisarios culturales cuando afirman abiertamente que la contrarrevolución hoy en la Isla está marcada por un liderazgo negro.
Decenas de activistas afrodescendientes cubanos están presos injustamente por su activismo político, especialmente mujeres entre las que se encuentran Aimara Nieto Muñoz, Martha Sánchez González, Keilylly de la Mora Valle y otras que durante años han sido violentadas físicamente y emocionalmente desde su condición racial y por su compromiso con el activismo político como Bertha Soler, líder del movimiento Damas de Blanco y algunas de sus integrantes como Celina Osorio Claro, Gladys Capote Roque, Micaela Roll Gilber, Yakelin Heredia Morales entre muchas otras así como las condiciones en la que hoy se encuentran cumpliendo procesos penales los activistas Silverio Portal Contreras y Denis Solís del Movimiento San Isidro .
La reciente agresión contra el CIR por parte del Departamento de Enfrentamiento de la Seguridad del Estado es parte del odio visceral que sienten a quienes hemos animado durante años el debate racial en todos los escenarios posibles. Es alarmante el desamparo legal en el que se encuentran las organizaciones de la sociedad civil, lo que permite y da lugar al uso de la fuerza y a la manipulación del debate del tema racial cuando el Gobierno cubano tanto en la agenda doméstica e internacional afirma que parte de la batalla cubana contra el racismo está en el eje de la subversión política de Estados Unidos contra el Estado socialista.
Pensar la sociedad cubana en términos raciales es vital para el presente y futuro de la nación. En esta lucha, todos estamos involucrados, no se trata de estar alineados a la derecha o a la izquierda, la lucha contra el racismo y la discriminación racial es un asunto de dignidad, una cuestión de derechos humanos. La agenda política de cambio y transformaciones económicas en Cuba tiene que mostrar responsabilidad con esta problemática.
No se puede continuar negando los efectos desgarradores que producen las prácticas racistas en la sociedad cubana, donde hay una gran responsabilidad del Estado pues pone en riesgo el presente y futuro de un número significativo de personas. Cuba tiene que ser construida sobre la base de la igualdad y la inclusión.
La Habana, 19 de noviembre de 2020
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