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El dramaturgo cubano Yunior García, uno de los 30 artistas que se reunió con el viceministro de Cultura Fernando Rojas el 27 de noviembre, dijo que está "decepcionado" por la campaña de descrédito que la prensa oficialista y la Seguridad del Estado han iniciado en su contra.
"La prensa oficial y el ejército de perfiles falsos han lanzado una campaña feroz de amenazas y descrédito", denunció el artista, al tiempo que aclaró que la mayoría de los que fueron al Ministerio de Cultura no pertenecen al Movimiento San Isidro e incluso no comulgan con sus ideas, sino que fueron "a decir BASTA ante los atropellos".
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Texto de Yunior García, publicado en sus redes sociales:
Estoy decepcionado. Lo digo con toda la responsabilidad que eso implica en este momento.
Yo no domino el arte de la simulación ni del cinismo. Y aunque uno de los personajes de mis textos diga tener "dos maestrías en aguantar la respiración y un doctorado en tragar en seco", a mí no se me da lo de guardar silencio.
La prensa oficial y el ejército de perfiles falsos han lanzado una campaña feroz de amenazas y descrédito contra ese grupo de artistas que fuimos frente al Mincult a ejercer un derecho legítimo. La inmensa mayoría de nosotros no pertenece al Movimiento San Isidro, ni comparte sus visiones sobre la Cuba que soñamos. Fuimos a decir BASTA ante los atropellos, la censura, la manipulación mediática y el odio. A exigir que se acaben para siempre los actos de repudio y la criminalización del pensamiento. Lo hicimos en absoluta paz, sin consignas, sin descalificaciones. Compartimos el agua y el pan sin preguntarle a nadie su credo político. Cantamos, leímos poemas y nos aplaudimos, conscientes de la presencia de otros cubanos que esperaban una simple orden para aplastarnos. La sensatez triunfó esa noche. Entramos, nos dijimos de frente nuestras verdades y pactamos un diálogo.
Al día siguiente comenzó un "golpe suave", sí, pero contra nosotros.
Hablaré por mí, en adelante, para evitar meter a otros en mi saco de decepciones.
Nunca en mi vida había bloqueado a nadie en las redes sociales. ¡Y mira que me han dicho cosas! Pero ahora lo hice. He tenido que bloquear a mi madre para evitar que sufra con las mentiras que han comenzado a fabricar en mi contra. Ella me parió y sabe la verdad sobre el hijo que tiene. Pero siente terror por lo que pueda pasarme. Y como ella, hay un montón de madres ahora mismo.
Están usando dos brevísimos viajes académicos para fabricarme un expediente como "mercenario". Se trata de dos encuentros donde, lo saben, fui invitado como ¡artista! Incluso realicé los trámites por la UNEAC y el CNAE, con mi pasaporte institucional. ¿Qué están inventando? ¿Por qué no dicen toda la verdad? ¿De qué hablé en esos encuentros?
Yo me hago fotos con quien quiera. Jamás firmé un papel que regulara con quién puedo hablar y con quién no. Yo soy un hombre libre, aunque los oportunistas se empeñen en forzarnos a aceptar sumisamente lo contrario.
He condenado el embargo en cuanto foro ha sido posible. Lo siento por quienes opinan lo contrario, esto es lo que pienso. Rechazo cualquier tipo de injerencia extranjera. Simpatizo con las causas de izquierda que considero justas. No tengo que quedar bien con nadie, solo conmigo mismo. Pero un falso perfil en Facebook "afirma" lo contrario. Y muy pronto Lázaro Manuel Alonso y Humberto López serán capaces de repetirlo en el noticiero, demostrando la "calidad" del periodismo que nos toca. ¡No me vuelvan a hablar de transparencia en el próximo congreso de la UPEC!
Lo que me decepciona no es que ellos lo digan. A fin de cuentas, cobran un salario por hacerlo. Lo que duele es que a estas alturas hay gente que les cree. ¡Con tantos palos que nos dio la vida!
Si el enemigo histórico es capaz de formar líderes y "agentes de cambio" en menos de siete días... ¡qué cierren la Ñico López! No puede ser que al Estado cubano le cueste años la formación de cuadros expertos en meter la pata.
Este es el país donde decidí quedarme cuando casi todos mis amigos se fueron. Esas son las instituciones donde he creado mis obras, en lucha constante contra la censura. Tengo ideas peligrosas, lo sé. No tengo la culpa de que me enseñaran a leer a Martí, el más hermosamente peligroso de toda nuestra historia.
Insisto en ir al diálogo. Atáquenme ahora los radicales del extremo opuesto. No lo hago por mí, ya dije que estoy decepcionado, lo hago por esos jóvenes que están perdiendo la esperanza de que las canciones, los poemas y los aplausos puedan cambiar el mundo.
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