La poeta y editora cubana Katherine Bisquet Rodríguez, miembro del Movimiento San Isidro, tendrá que abandonar la casa habanera en la que vivía en alquiler, por petición de sus dueños, que no han podido resistir la presión de un carro patrulla de la policía parqueado durante más de 24 horas frente a la vivienda, contó la afectada en su muro de Facebook.
"Venían (los propietarios del inmueble) con el insomnio de una noche de desvelo, tras descubrir que yo era parte de los huelguistas de San Isidro y parte también de las más de 500 personas paradas frente al Ministerio de Cultura, el pasado 27 de noviembre. Traían en el rostro el saldo de un terror histórico enquistado en los cubanos hace ya muchos años", describió Bisquet Rodríguez, que acumula unos diez alquileres interrumpidos por el aparato represivo cubano, en los últimos dos años.
Bisquet Rodríguez, natural de la surcentral ciudad cubana de Cienfuegos, asegura que, en un brevísimo lapso de tiempo dejó de ser persona común o persona social, y se convirtió en persona política, desde que decidió manifestar públicamente su disenso con el Estado cubano.
Pero ha sido precisamente ese nomadismo el que ha dado a la joven poeta cubana el impulso para la movilidad y la velocidad en el cuerpo y en el alma, que se dispara ahora en las mentes de los futuristas, confesó.
"Yo quisiera que todos pudiésemos tener una mente y un corazón palpitante, inquieto, que nunca más se paralizase bajo las pulsaciones del terror, concluyó la activista cubana, que recibió al apoyo de internautas amigos como Camila Lobón, Luis Alberto Mariño Fernández, Carlos Manuel Álvarez y Kathy Eisenring, entre otros.
Recientemente, Bisquet Rodríguez sufrió críticas por su participación en las negociaciones con el Ministerio de Cultura, tras la concentración de artistas e intelectuales frente a la sede ministerial, en protesta por la intervención y desalojo policial de la huelga de hambre del Movimiento San Isidro, que exigía la liberación del rapero Denis Solís.
No puede haber fractura entre los miembros del Movimiento San Isidro que accedieron a conversar con las autoridades y aquellos que consideran el acuerdo como una traición, respondió la aludida.
"San Isidro somos todos, el movimiento, los huelguistas, todos los que estábamos atrincherados en la calle Damas y también todos los que alzamos nuestra voz en el Ministerio de Cultura y todos los que se nos suman y nos apoyan dentro y fuera de Cuba. San Isidro es un temblor en el cuerpo extenuado del país, una rebeldía que nos salva y nos excede ya a todos", zanjó la poeta y editora Katherine Bisquet Rodríguez, que ahora tendrá que buscar un nuevo alquiler en La Habana, sabiéndose vigilada por el aparato represivo estatal.
El desalojo forzado de opositores, activistas y periodistas independientes que viven de alquiler en la capital cubana es una práctica habitual de las autoridades, según han denunciado los propios desalojados y organizaciones anticastristas.
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