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El senador republicano Marco Rubio está impulsando una ley para ayudar económicamente a los diplomáticos norteamericanos que sufrieron diversas enfermedades cerebrales, como consecuencia de unos extraños ataques sónicos ocurridos en 2016 y 2017, durante su estancia en la embajada de Estados Unidos en La Habana.
Marco Rubio, presidente del Comité de Inteligencia del Senado, propuso junto a otros senadores modificar la legislación actual, “para autorizar la concesión de indemnizaciones al personal del Departamento de Estado” que sufra de discapacidades, como las que padece parte del personal que trabajó en la representación estadounidense en la capital cubana.
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El texto, publicado en la página web del político cubanoamericano, expresa que “no obstante cualquier otra disposición de la ley, el Secretario de Estado o el jefe de otro organismo que tenga un empleado en el extranjero bajo la autoridad del Jefe de Misión, podrá proporcionar una indemnización a un dependiente cubierto, a un empleado cubierto y a una persona cubierta que tenga una discapacidad parcial o total, resultante de una lesión calificada en el cerebro”.
“A más tardar 180 días después de la fecha de promulgación de este inciso, el Secretario de Estado u otro jefe de agencia que tenga un empleado en el extranjero bajo la autoridad del Jefe de Misión, deberá presentar al Comité de Relaciones Exteriores del Senado y al Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara un informe sobre el uso de la autoridad prevista en este inciso”, añade el documento.
“El informe incluirá una evaluación de si se requieren autoridades adicionales para asegurar que los dependientes cubiertos, los empleados cubiertos y las personas cubiertas puedan recibir una compensación por cualquier discapacidad resultante de una lesión calificada, como una lesión calificada en la espalda o el cuello”, detalla.
En mayo pasado Rubio reclamó al Departamento de Estado que garantizara cuidados de salud a largo plazo para todos los más de 40 empleados del Gobierno que sufrieron lesiones cerebrales durante su servicio en la embajada cubana.
Su solicitud, suscrita también por la senadora demócrata Jeanne Shaheen, de New Hampshire, fue dirigida al Secretario de Estado, Mike Pompeo.
Ambos senadores, preocupados porque con probabilidad “las condiciones de los empleados federales lesionados se deteriorarán, no mejorarán, con el tiempo”, intentaban entonces que se brindaran beneficios de salud no solo a los funcionarios del Departamento de Estado, sino a los del Departamento de Comercio y del Departamento de Agricultura que resultaron dañados.
“Los afectados confían en los compromisos asumidos por nuestro Gobierno para garantizar su cuidado a largo plazo”, escribieron ambos senadores en una misiva a Pompeo.
“Después de todo, cada uno de estos empleados del gobierno fue lesionado mientras servía a nuestro país en el extranjero. Conceder estos beneficios es lo menos que podemos hacer para proporcionarles a ellos y a sus familias la tranquilidad y la paz necesarias para recuperarse”, concluyó la carta.
Hasta el momento no se ha podido determinar la causa ni el responsable de los extraños sonidos que provocaron en el personal diplomático estadounidense síntomas como pérdida de la audición, tinnitus, vértigo, dolores de cabeza y fatiga.
Aunque el Gobierno cubano ha negado reiteradamente su participación o conocimiento de los hechos, la administración de Donald Trump decidió retirar de su embajada en La Habana el mayor número de funcionarios, además de expulsar de Washington a 17 trabajadores de la embajada cubana.
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