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La reportera de CiberCuba Iliana Hernández publicó un post en sus redes sociales en el que denunció sufrir el terrorismo de estado que practica el régimen cubano sobre los opositores y activistas que reclaman derechos y libertades en la isla.
“Yo sufro terrorismo de estado. Ni una sola persona en el mundo debe ser víctima de terrorismo y menos del propio estado. #NoQueremosMasDictadura”, escribió Iliana en su muro, a propósito de la noticia conocida este lunes sobre la inclusión de Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo.
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Aunque la calificación de estado patrocinador del terrorismo parte de un enfoque de seguridad nacional del gobierno estadounidense, no es menos cierto que la represión de “baja intensidad” que practica el régimen cubano sobre sus críticos y opositores constituyen, por sus métodos y alcances, actos de terrorismo de estado.
En apariencia, este terrorismo no afectaría a la seguridad nacional de Estados Unidos, ya que solo se despliega sobre los ciudadanos cubanos dentro de la isla, pero las consecuencias del terrorismo de estado cubano también pueden afectar a la estabilidad en el país vecino, por mucho que intenten enmascararlo ciertos funcionarios del régimen.
Cuando un gobierno reprime a la población civil que pretende ejercer sus derechos civiles o políticos, estamos ante un acto de terrorismo de estado. La coacción ejercida desde el monopolio de la violencia del estado, el secuestro, el acoso, la tortura, las desapariciones forzosas y la ejecución extrajudicial son actos de terrorismo de estado.
Amedrentar a la población con el exhibicionismo de sus fuerzas represoras, agitar a las masas mediante propaganda y enfrentarlas contra los opositores en "actos de repudio", disfrazar a represores de civiles para que parezca que el pueblo se toma la justicia por sus manos contra los “mercenarios” y orquestar campañas de desprestigio y difamación, haciendo uso del monopolio de los medios de comunicación, también constituyen actos de terrorismo de estado.
Las acciones que provocan éxodos masivos de población, la promoción del exilio como única opción de conservar la vida o la dignidad de las personas desafectas y críticas con el poder, se consideran terrorismo de estado. Asimismo, cuando se impide la libertad de movimiento de las personas y se ponen trabas a la emigración, cuando se vive en un país como si fuese una prisión, se clasifica como terrorismo de estado.
“Algunos países han conocido el Terrorismo de Estado cuando sus gobiernos son usufructuados o están en manos de camarillas militares, de dictadores, de usurpadores del Poder que se mantienen con el apoyo de las armas y de las estructuras militares que gobiernan, con el terror interno que imponen por las torturas que realizan a todo tipo de personas, por las desapariciones de personas que ejecutan”, apunta el profesor costarricense Vladimir Cruz en La República.net.
Las prácticas represoras del régimen cubano llevan adelante todos estos actos sobre sus opositores pacíficos y activistas de la sociedad civil. Al hacerlo, no solo se comportan como una dictadura que oprime a sus ciudadanos, sino que provoca éxodos masivos de población y fenómenos asociados a la emigración irregular.
Cuba ha sido designada por el Departamento de Estado como estado patrocinador del terrorismo porque brinda “apoyo repetidamente a actos de terrorismo internacional al otorgar puerto seguro a terroristas” y con la intención de “negar al régimen de Castro los recursos que utiliza para oprimir a su gente en casa y contrarrestar su interferencia maligna en Venezuela y el resto del hemisferio occidental”.
Pero no solo las alianzas con Irán, China, Rusia o Corea del Norte convierten a Cuba en una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, sino el hecho de compartir con ellos el desprecio a la democracia y la promoción de la autocracia. El régimen cubano alberga terroristas internacionales en su territorio, pero es su comportamiento despótico y totalitario hacia sus propios ciudadanos lo que le incluye de pleno derecho en la lista de países promotores del terrorismo.
Iliana Hernández ha conocido en carne propia varias de estas prácticas represivas en su condición de periodista independiente y como huelguista en la sede del Movimiento San Isidro, reclamando la liberación del rapero Denis Solís y exigiendo su derecho a la libertad de expresión.
En referencia los hechos vividos por el MSI durante los días de huelga, el periodista independiente Norge Rodríguez compartió una pregunta en su cuenta de Facebook: “Tirarle botellas a unos huelguistas, lanzarle ácido a esos mismos huelguistas y a una cisterna... ¿es un acto terrorista?”.
A lo que la también periodista independiente Miriam Celaya González contestó: “Sí, sin dudas... Es más, en el caso que refieres es terrorismo de estado”. Otra usuaria de Facebook comentó: “Secuestrar gente y desaparecerlo por horas... poner vigilancia policial en la puerta de personas pacíficas y sin cargos penales, y aterrorizarlos llevándolos presos por salir de la casa, etc...”.
Terrorismo de estado es, como dijo otro usuario “abrir tiendas en una moneda que la gente no tiene y tener los alimentos ahí, mientras que en las otras no hay ni agua”.
Contestando la pregunta de Rodríguez, un usuario comentaba: “Absolutamente; y si viene del estado se llama Terrorismo de Estado. Y si ese mismo estado entrena gente en Venezuela para torturar y controlar, entonces podemos afirmar que Cuba es un gran promotor del terrorismo”.
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