El gobierno cubano invitó a sus emigrados a invertir en una cartera de negocios que contiene proyectos de bajo capital para desarrollar económicamente la isla.
Desde que el pasado diciembre Rodrigo Malmierca Díaz, ministro de Comercio Exterior y para la Inversión Extranjera, limitara expresamente la participación de emigrados en la conformación de pequeñas y medianas empresas mixtas en Cuba, nadie esperaba una distensión del marco legal comercial cubano.
Katia Alonso, directora de Negocios del Ministerio de Comercio Exterior, indicó “que para este año hay 503 oportunidades ofertadas a empresarios del mundo dispuestos a operar con la isla por un monto 12.000 millones de dólares, entre los que se cuentan desde grandes iniciativas de ingeniería o energía, hasta pequeños emprendimientos”, según reporta AP.
Según sugiere Alonso, el cambio de enfoque está dado por una agudización de la crisis alimentaria y de desabastecimiento que vive desde hace un año el país a consecuencia de la pandemia.
“La idea es ésa: pequeños proyectos que nos vayan resolviendo el problema alimentario y no alimentario”, manifestó en conferencia de prensa la funcionaria.
La nueva cartera de oportunidades incorpora negocios “no tan exigentes como los de la cartera de años anteriores, dando la posibilidad, incluso. a cubanos residentes en el extranjero de participar”, comenta.
Según la funcionaria, admitirán proyectos de hasta menos de un millón de dólares y agregó que, en general, los empresarios cubanos en el exterior no tienen tanto capital para invertir.
“Han existido comentarios de que eso (la inversión de cubanos residentes en el extranjero) no se puede, pero eso nunca estuvo prohibido, ahora todo se va concatenando”, manifestó Alonso.
La ley no prohibía a los empresarios cubanos emigrados llevar su capital a la isla pero sí los limitaba bajo la premisa de tratarse de una actividad incompatible con el modelo socialista de la nación. No obstante, el asunto de la inversión en Cuba por parte de emigrados cubanos en Estados Unidos es sensible en ambos lados del Estrecho de Florida si se tienen en cuenta las restricciones que impone el embargo a cualquier gestión financiera con La Habana.
Durante la administración de Obama se realizaron modestos acercamientos como el del exiliado en 1960, Saúl Berenthal, quien quiso instalar en la isla una fábrica de tractores de pequeño formato ideales para el agro cubano. La iniciativa quedó paralizada porque el gobierno cubano no la autorizó.
“Los trámites se realizan a través de una ventanilla única”, explicó la directora de esa oficina inaugurada el año pasado, Anabel Reloba.
El nuevo mecanismo, conocido como Vuinex, busca resolver una demanda de muchos empresarios en la isla que lamentan la cantidad de trámites burocráticos asociados a los procesos comerciales. Según Reloba, “desde su apertura en enero de 2020 ha realizado 186 trámites y evacuado información de otros 80 inversores potenciales”.
Actualmente en la isla hay operando 280 compañías extranjeras de unos 40 países.
Dentro de las ventajas de invertir en Cuba, la nueva cartera de oportunidades señala la existencia de un “cuerpo legal seguro y transparente” en la isla, aunque no existan aún bases de datos públicas donde las empresas y los organismos ofrezcan informes de transparencia sobre sus gestiones, ingresos, etc.
Además, se señala como ventaja la “estabilidad política, social y jurídica” del país; el “clima de seguridad para el personal extranjero”; los “altos indicadores en materia de educación, seguridad social y salud de la población”; aún cuando el país enfrenta una aguda crisis de medicamentos, en cuanto a insumos en el área de la salud, y en sus infraestructuras; y una “mano de obra altamente calificada”, incluso cuando emiten salarios a los trabajadores del sector turístico muy por debajo de los negociados con las empresas extranjeras.
Ni la cartera de oportunidades, ni la Ley de Inversión Extranjera aplican para los ciudadanos cubanos en la isla.
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