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Parece mentira que los comunistas cubanos celebren su congreso el próximo mes de abril. Muy poco ruido, al menos de momento, y como si tratasen de pasar el expediente de la mejor forma posible. Al menos en lo que se refiere a los asuntos económicos. Mal, muy mal debe estar la situación de la economía, y así, en los documentos de análisis no lo ocultan, aunque acaban culpando al embargo o bloqueo de todos los males. No es que se equivoquen con el diagnóstico, es que por ese camino difícilmente van a encontrar una solución a los problemas.
Pero vayamos a lo concreto. Es decir, qué piensan hacer los comunistas cubanos en materia de asuntos económicos en los próximos años, al menos hasta el siguiente congreso, si es que llegan. La propuesta la han incluido en el quinto documento que aborda la actualización de los Lineamientos. En concreto, el informe al que alude la prensa oficial, señala que “de los 274 lineamientos aprobados en el séptimo congreso, el proyecto de actualización propone mantener 17, modificar 165, eliminar 92 a partir del nivel de implementación alcanzado y adicionar 18, por lo que se presenta un documento conformado por 200 lineamientos”.
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Todo un cálculo contable de sube y baja de “lineamientos” que recuerda más a Cantinflas de ascensorista en una de sus películas, que a un equipo de economistas puestos a trabajar en la solución de los problemas de la economía cubana. Además, no acaban de entender que una economía no funciona con “lineamientos”. Una economía no es un partido político, ni nada que se le parezca.
La decepción llega completamente cuando se pasa revista a los objetivos establecidos en los Lineamientos, a saber:
1.- Perfeccionar la planificación socialista, que incluye una mayor flexibilización en todo el proceso. Avanzar en la utilización de instrumentos financieros en la conducción de la economía y su estrecho vínculo con la planificación estratégica a largo plazo.
En esto llevan desde los tiempos legendarios de la JUCEPLAN presidida por el mismo Fidel Castro. La planificación comunista fracasa de forma sistemática en sus estimaciones y realizaciones. Es una traba para el funcionamiento libre del sistema económico y un factor que bloquea las decisiones libres de los agentes económicos. No hay forma de perfeccionar, no tiene remedio. Lo mejor que podrían hacer es despedirla para siempre. Cualquier alternativa siempre será mejor. Los instrumentos financieros para la conducción de la economía, a estas alturas de la historia, dan miedo.
2.- Fortalecer la empresa estatal socialista como sujeto fundamental de la economía nacional.
Buena falta les hace, porque la Tarea Ordenamiento está haciendo insolventes a la mayoría, incluso a los grandes grupos agroindustriales. El problema es cómo fortalecer la empresa tanto la estatal como la privada, reconociendo todos que es necesario. Desde luego, la receta comunista (más control, jerarquía, ineficiencia, procedimientos y decisiones políticas) no es la más adecuada. La economía de mercado cuenta con las empresas estatales y las hace crecer en función de sus objetivos. Las empresas necesitan apoyo económico, a corto plazo, y libertad a medio y largo plazo para decidir su futuro. Lo demás, sobra.
3.- Perfeccionar y desarrollar las cooperativas y otros nuevos actores económicos.
Otra idea que responde a la misma problemática. El desarrollo y perfeccionamiento de las cooperativas para los comunistas cubanos, es someterlas a control político, situando al frente de las mismas a miembros del partido que las aseguren como correas de trasmisión de las decisiones de la superioridad jerárquica. Hay muchas formas de mejorar el sector cooperativo, como abrir espacios para que preste servicios en todos los sectores (financiero, educativo, sanitario, logística, etc) y liberar a las entidades de la presión asfixiante del gobierno.
4.- Dar continuidad a la tarea ordenamiento, manteniendo el principio de justicia social de la Revolución.
Querrán decir, a lo que queda de la Tarea Ordenamiento, después de los cambios introducidos en dos meses y medio, poco o nada tiene que ver con aquellas 1 000 páginas de decretos, normas y resoluciones publicadas en la gaceta oficial que nadie cumplió y mucho menos interpretó correctamente, según Murillo. Le han aplicado tantos cambios y “modificaciones” a la norma que poco tiene que ver con los objetivos iniciales. Pocas políticas económicas se modifican una vez implementadas al conocer las opiniones sociales. Lo que suelen hacer los responsables políticos de una economía es estudiar bien lo que quiere la población antes de hacer nada. Pero ya se sabe, el ordeno y mando comunista ha fallado esta vez.
5.- Ampliar y diversificar las fuentes financieras y la utilización eficiente de mecanismos descentralizados de financiamiento en divisas, en correspondencia con las exigencias del desarrollo.
En realidad, sin un sistema financiero sólido y orientado a las demandas sociales, no irán muy lejos en este objetivo. El origen de un sistema financiero se encuentra en el ahorro que consigue la gente sacrificando consumo presente por futuro, entendiendo que ese será mejor y mayor. Para ello se necesitan expectativas positivas, y en Cuba son inexistentes. Poca gente tiene confianza en el futuro. En cuanto a la financiación con divisas, la solución es clara, dejar que sean quienes las generan los que las canalicen con absoluta libertad a la economía sin injerencias del estado. No hay otra vía.
6.- Fortalecer la labor de prevención, asistencia y trabajo social, e implementar nuevos programas y servicios sociales, dirigidos a las personas y núcleos familiares más vulnerables.
Difícil avanzar en este objetivo si se mantiene la Tarea Ordenamiento con su voluntad de reducir subsidios y gratuidades. Además, la personalización de los subsidios a los vulnerables ha sido un fracaso, porque no se diseñó de forma adecuada, y de nuevo han tenido que financiar la actividad productiva ineficiente para evitar males mayores. El reto del modelo social comunista cubano es pasar de un sistema colectivista falsamente igualitario, a otro basado en las necesidades individuales y la eficiencia en la prestación. Ojalá lo logren pero parece complicado.
7.- Perfeccionar el modelo de gestión del sector agropecuario y forestal, y transformar la empresa estatal, con el objetivo de incrementar de forma sostenible las producciones agropecuarias y crear mejores condiciones para el desarrollo de las restantes formas de gestión que integran la base productiva.
Si uno se lee los acuerdos de todos los congresos comunistas desde los tiempos inmemoriales de Fidel Castro, verá que siempre hay este compromiso con la agricultura que, justamente, nunca se logra porque no existe la manera de introducir eficiencia y productividad en un sector que arrastra la mayor parte de las carencias del modelo, sobre todo, la falta de derechos de propiedad para los agricultores y los monopolios en la distribución. No se trata de que las “restantes formas de gestión” se encarguen de la comercialización por mandato de las estatales, es que deben ser los agentes intermediarios privados quienes ocupen ese espacio. De nada de eso no van a hablar, así que en el próximo congreso seguirán con la misma monserga.
8.- Consolidar los polos productivos y su encadenamiento con la industria, el turismo y el abastecimiento a las grandes ciudades.
Con el fracaso de la ZED del Mariel, que nunca pudo funcionar bien en la medida que carecía de vínculos con la estructura socioeconómica próxima, ahora quieren promover “polos productivos” que son enclaves sectoriales similares cuya viabilidad depende de las empresas estatales que son las que lideran dichas organizaciones. Otro fracaso a la vista de la planificación comunista, que llega a destiempo y que no conseguirá encadenamientos a otros sectores ni mucho menos exportar.
9.- Continuar la implementación de medidas dirigidas a la transformación de la matriz energética del país, el ahorro, la eficiencia y la reducción de la máxima demanda.
Esta propuesta podría ser interesante si el monopolio del gobierno pudiera reducir los costes operativos del monopolio eléctrico, y producir a precios competitivos el servicio. Como buen monopolio, no le interesa y compensa su ineficacia con subsidios. Por otra parte, la falta de inversiones lastra este tipo de iniciativas que se resuelven con más subsidios y tarifas que esconden el bulto cuando cambia el precio del petróleo. No parece que el inversor extranjero se pueda interesar por el sector de la electricidad en Cuba, dado su atraso, y muchos menos por las renovables que suponen movilizar cuantiosos recursos que el estado no posee.
10.- Avanzar en la informatización de la sociedad y la automatización de los procesos.
Cuba se ha quedado atrás en la informatización, ni siquiera ha completado esa transición a nivel social y productivo, y los comunistas ignoran que el objetivo de la cuarta revolución industrial en la que nos encontramos, debe ser la digitalización, que ni siquiera lo citan. Además, una automatización de los procesos podría trasladar importantes problemas de empleos excedentes en numerosos sectores. Esta propuesta tampoco parece bien pensada y probablemente pasará sin pena ni gloria.
11.- Consolidar los logros en materia de desarrollo social e incrementar la calidad de los servicios básicos a la población, así como lograr mejoras en el consumo y el nivel de vida.
Es el eterno dilema, ¿cómo prestar más y mejores servicios sin una economía productiva y sólida que lo respalde? Los comunistas cubanos deben ser conscientes de que con educación y sanidad gratis (lo cual es falso, porque se pagan y bien con los impuestos) no se come todos los días, ni se satisfacen las necesidades de vestido o transporte, entre otras. El desarrollo social de los llamados “triunfos de la revolución” exige desarrollo económico equilibrado en todos los sectores y actividades productivas, y establecer las bases para una creciente cooperación público y privada, porque el estado no puede más y va a estallar.
La pregunta es reiterativa. Después de prestar atención a estos objetivos, ¿alguien ha oído algo de eficiencia, productividad, competitividad, mercado, derechos de propiedad privada o de empresas privadas? Desde luego, yo no. Ni siquiera una mención a las exportaciones, o a ese tema que tanto fascina a Díaz-Canel, como es la innovación tecnológica y su relación con los sectores.
Los redactores de los documentos comunistas sobre la economía insisten en la voluntad transformadora, y señalan que “el escenario actual requiere dinamizar el proceso de actualización del modelo económico y social, asunto que exige la concurrencia interrelacionada de las diferentes formas de propiedad y gestión, así como la contribución de la ciencia, la tecnología y la innovación”. ¿Habré oído bien?
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