Bárbaro de Céspedes, el hombre que este Viernes Santo llevó una cruz anticomunista a hombros hasta la Iglesia Mayor de Camagüey y no le dejaron pasar, no ha vuelto a dar señales de vida.
Lo último que se sabe del Patriota de Camagüey es que a la salida de la parroquia alguien le obligó a apagar el teléfono con el que grababa su particular procesión en nombre del pueblo de Cuba, con una cruz pintada de rojo y la inscripción en blanco: "61 años de comunismo".
En su muro de Facebook, donde hizo la directa de su procesión con la cruz anticomunista al hombro, De Céspedes no ha vuelto a escribir desde hace 18 horas, pese a que los comentarios siguen llegando a su 'live'. La mayoría de los internautas critican a los religiosos que no protegieron a un cubano "que protestaba por el sufrimiento del pueblo" y halagan su valentía.
De Céspedes no pudo acceder al templo para dejar en depósito su cruz porque una mujer presuntamente católica se lo impidió, amparándose en que la casa de Dios merece respeto y, por tanto, no se permite entrar a personas con el torso desnudo.
A esa hora, un Viernes Santo, cuando los católicos de todo el mundo celebran la crucifixión de Jesús, la Iglesia Mayor de Camagüey estaba vacía, exceptuando los cuatro o cinco religiosos civiles que se encontraban en la puerta del templo, impidieron la entrada y denegaron protección a De Céspedes por ir sin camisa.
El Patriota de Camagüey, en efecto, iba con el torso desnudo, con una bandera cubana pintada en la espalda y el pecho. "Me ha rechazado la casa de Dios. Yo sí creo en Dios y creo que Dios está para todo el mundo", dijo el penitente ante la negativa a dejarle pasar a la iglesia para dejar en custodia su cruz.
Los religiosos que lo recibieron a la entrada de la Iglesia Mayor de Camagüey y que le prohibieron la entrada tampoco quisieron guardar el teléfono con el que Bárbaro de Céspedes grababa su procesión ni hicieron nada por protegerlo de lo que Bárbaro de Céspedes vio en la calle que le atemorizó por el gesto que hizo con los ojos. En ese momento regresó hacia el interior del templo y pidió dejar a resguardo su teléfono. Recibió a coro la negativa de todos los que estaba ahí en ese momento.
Desde entonces nadie ha podido confirmar aún su paradero. Lo único que se sabe hasta ahora es lo que grabó el propio De Céspedes. "Guarda ese teléfono. Apágalo", es lo único que se escucha decir a un hombre que intercepta al Patriota de Camagüey a las puertas de la Iglesia Mayor de esta ciudad.
La protesta pacífica de Bárbaro de Céspedes podría tener las mismas consecuencias que la de Luis Robles, en prisión desde que salió a protestar con un cartel por el boulevar de San Rafael, pidiendo la libertad de Denis Solís.
Como el caso de Robles, reconocido como preso de conciencia por organizaciones que defienden los derechos humanos, no hubo apoyo popular, de la misma manera que los religiosos de la Iglesia Mayor de Camagüey dieron la espalda ayer a De Céspedes.
No es la primera vez que la iglesia católica cubana se mantiene al margen de las protestas de los cubanos. En septiembre pasado una familia holguinera se puso en huelga de hambre en el portal del Obispado de esa ciudad y les negaron refugio.
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