El científico y activista Oscar Casanella denunció la persecución vivida antes de su detención, ocurrida este viernes tras salir de su casa en compañía de su esposa e hijo de tres años de edad, y las amenazas que sufrió posteriormente en la estación de policía.
“Los represores políticos me tenían sitiado, me atreví a salir con mi esposa y mi hijo y me condujeron junto a mi familia para la estación de policía de Zapata y C. No sé qué decirle a mi hijo”, denunció Casanella en su página de Facebook.
El también acuartelado del movimiento San Isidro relató el acoso del agente de la Seguridad del Estado que vigila sus movimientos a las afueras de su casa, el cual lo persiguió en moto mientras Casanella salía de paseo con su familia conduciendo el carro de su madre.
En una directa realizada por redes sociales, el activista relató que decidió salir con su familia a casa de sus suegros y que, al verlo salir en el carro, el represor le avisó que no podía salir, advertencia que ignoró el activista mientras ponía el auto en marcha y salía con su esposa, hijo y una amiga de la familia.
A partir de ese momento, se desarrolló lo que Casanella definió como una “película del sábado” (de acción). El represor subió a su moto y empezó a perseguirles durante todo el trayecto, llegando en ocasiones a invadir el carril contrario para ponerse junto al asiento del conductor (Casanella en este caso) y amenazarle a gritos, intentando que parara el vehículo.
Una vez que se detuvo en el semáforo que hay en la intersección de Zapata con Paseo, relató Casanella, el represor se dirigió a la caseta de policía que controla el tráfico en el cruce de estas avenidas, pidiéndole a la policía de tráfico que allí estaba de guardia que retuviese los documentos del carro y del activista.
Al estar vestido de civil y no haberle mostrado ninguna orden o identificación, Casanella reconoció que no hizo caso de lo que le pidió el represor de la Seguridad del Estado, pero que ante un agente uniformado no tuvo más remedio que darle los documentos que le requerían. Durante largos minutos los dejaron dentro del coche, al sol, hasta que llegó otro agente que le dio la orden de seguirlo hasta la estación policial de Zapata y C.
Una vez allí, su esposa y su hijo pequeño se quedaron en el carro y a Casanella lo hicieron pasar al interior de la estación para ser interrogado y advertido nuevamente sobre su comportamiento. Según el agente de la policía política que lo “entrevistó”, la reclusión domiciliaria que le exigen (sin orden del juez ni acusación alguna) es para “protegerlo”.
Por las confusas advertencias y amenazas recibidas en la sede policial, Casanella interpretó que los oficiales de la Seguridad del Estado están “muy nerviosos” y temen que “una pequeña chispa provoque un gran incendio”.
En ese sentido le amenazaron que él debía saber de una supuesta “protesta nacional” que se estaba organizando, y que no provocase aún más al mayor Angelito, que había manifestado estar cansado de Casanella con quien, al parecer del activista, tiene problemas personales.
En su directa, el huelguista de San Isidro dijo que él nunca iría a ninguna manifestación o acto de la sociedad civil en compañía de su mujer y su niño. Una decisión que tomó desde los eventos represivos del 11 de mayo de 2019, dijo refiriéndose a la marcha realizada a favor de los derechos de las personas LGBTIQ, en la cual participó y que fue duramente reprimida por la policía.
A mediados de febrero, Casanella, publicó una reflexión sobre las crecientes dificultades que enfrenta para explicarle a su hijo, que apenas tiene tres años, las consecuencias de su activismo político.
“Amigos: Cada vez, me cuesta más trabajo explicarle a mi hijo Pablo las cosas que me pasan sin traumatizarlo. Ya mi hijo tiene tres años y sus preguntas son ingenuas, directas y su lógica aún es muy simple”, escribió. “Papá, ¿cómo te hiciste esa yaya? Papá, ¿quiénes fueron los hombres malos que te dieron? Papá, ¿por qué los hombres malos te robaron la bicicleta? Papá, ¿por qué no hay platanito?”,
“Yo trato de esconder mi rabia, mi indignación y de responderle de la forma más simple posible, pero él me hace nuevas preguntas intentando entender la realidad”, compartió el científico dejando ver el efecto que produce su condición de represaliado del régimen cubano en su familia.
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