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El cubano Sergio León Hernández, vecino de Centro Habana, denunció que se ha vuelto un infierno vivir en los alrededores de la tienda La Época desde que la abrieron en Moneda Libremente Convertible (MLC).
León reside en San Nicolás #222, entre Concordia y Virtudes y escribió una carta de denuncia, dirigida al medio oficialista Juventud Rebelde, sobre la situación que sufren a diario él y sus vecinos de los alrededores de la tienda La Época.
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Considera que están afectados por "la decisión anárquica de quienes organizan la cola en la tienda" y por los directivos que trabajan en el conglomerado que "sacaron la cola al exterior para que no les moleste a ellos".
En su carta cuenta que desde que la tienda abrió, hace cerca de dos meses, tiene que soportar desde las cinco de la mañana hasta pasadas las siete de la noche, a decenas de personas sentadas a la puerta de su casa y edificios colindantes, perturbando la entrada y salida de los residentes.
"Sentados debajo de las ventanas de las viviendas, con tremendos escándalos, malas palabras y violando el sueño, la tranquilidad y privacidad de las familias. Ensuciando los frentes de las casas con latas de refrescos vacías, pomos, papeles llenos de grasa de pizzas, residuos de comida, envolturas de tamales y todo tipo de basura", dice el texto de León.
El cubano asegura que no consigue descansar en su propia casa. "Tenemos que cerrar puertas y ventanas con los calores que están haciendo" dice León y recuerda los riesgos potenciales que generan en tiempos de pandemia las aglomeraciones de personas que él y sus vecinos soportan durante 14 horas diarias.
"¿Nadie se dará cuenta del peligro que corremos con esa avalancha de personas a las puertas de nuestras casas?", se pregunta el cubano que por demás es adulto mayor, diabético, hipertenso y con problemas en los riñones.
León vive incómodo entre la muchedumbre, el ruido, la insalubridad y las groserías que soporta a diario en su comunidad. Dejó claro que hay un clima de incivismo en la sociedad.
"¿Dónde están el respeto, la cordura? ¡Qué bonito molestar a los demás y ponerlos en riesgo, para tener las puertas y los alrededores de la tienda limpia y sin personas!", dijo el cubano que asegura no culpa a los que hacen la cola, sino a quienes gestionan el sistema.
"Yo no culpo a los que hacen la cola, los pobres, se pasan horas para comprar sus alimentos; si no a los que deciden a quien molestar de forma irrespetuosa y sin importar lo que opinen los demás. La cola la pueden poner por Galiano, frente a la tienda, que no hay viviendas; o por Concordia, al costado de la iglesia, que no hay casas, o por Neptuno, que tampoco las hay" aseguró el ciudadano.
En marzo una cubana denunció en sus redes sociales el infierno que vivió para comprar en la tienda La Época. Llegó a las 5:50 de la mañana y salió a las 6:15 de la tarde. Definió su experiencia como una "falta de respeto".
"Se supone que antes de las 5:00 no se puede estar en la calle ni hay transporte (...). Ahora yo quisiera saber de dónde sale esa cantidad de gente, si antes de las 5:00 no se puede estar en la calle, pues ya los que viven por ahí están alquilando la escalera y los portales de su casa", detalló la mujer en un comentario en su perfil de Facebook.
La Época reabrió sus puertas como "regalo" por el Día de la Mujer cubana. Desde su primera jornada tuvo una inmensa cola que se volvió noticia porque varios cubanos llevaban desde el día anterior organizándose para poder comprar en la tienda. La policía obligó a los clientes a trasladarse a varias cuadras de la entrada principal del establecimiento y custodió el proceso de turnos.
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