Miguel Díaz-Canel aseguró este lunes que el Gobierno cubano "ha estado evaluando la conveniencia del uso de criptomonedas" y que informará a la población cuando se tengan las conclusiones correspondientes sobre el asunto.
Durante una intervención en su reunión mensual con gobernadores, donde participaron también el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz, el vicepresidente Salvador Valdés Mesa, y Roberto Morales Ojeda, Secretario de Organización y Política de Cuadros del Comité Central, Díaz-Canel hizo una velada alusión al reciente "caso Trust Investing" como "operaciones monetarias ejecutadas por empresas transnacionales que con el uso de criptomonedas desarrollan esquemas especulativos y buscan maximizar ganancias a través de procedimientos que pudieran ser motivo de fraudes".
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El presidente cubano insistió en que estos "no son promovidos ni avalados por el Estado cubano" y dijo que el tema de las criptomonedas está en estudio.
El 17 de abril del 2020, el Partido Comunista de Cuba (PCC), planteó la inclusión de las criptomonedas a sus lineamientos políticos a desarrollar para el periodo 2021- 2026.
El titular de Economía, Alejandro Gil, también ha dicho en varias ocasiones que Cuba estudia la aplicación de criptomonedas “en las relaciones comerciales nacionales e internacionales”, ante la ofensiva de sanciones implementadas por Trump.
Hasta ahora no ha habido claros anuncios gubernamentales al respecto y su uso sigue siendo polémico.
Sin embargo, en Cuba ha crecido el interés en el Bitcoin producto de la desaparición del CUC y las sanciones a FINCIMEX, y desde hace meses hay plataformas privadas de intercambio de criptomonedas que operan en el país sin ninguna restricción ayudando a sus usuarios a enviar y recibir remesas desde diversos países, permitiéndoles resguardar su dinero en criptomonedas para evitar la devaluación o utilizarlas como medio de ahorro.
Surgidas en 2009, las criptomonedas son dinero virtual que no está respaldado por oro como en antaño o en la riqueza de un país, como en el caso de las divisas nacionales que hoy conocemos.
No hay cifras de la cantidad de criptomonedas que se está moviendo en Cuba, pero según expertos su uso se incrementó desde que la administración del expresidente Donald Trump persiguió a los bancos e inversionistas que trabajaban con la isla y suspendió a finales de 2020 la autorización a Western Union para trabajar con Cuba en el envío de remesas. Al tiempo, la pandemia de COVID-19 ha obligado a cancelar los vuelos en los cual las “mulas” traían billetes en físico.
Una de estas nuevas plataformas es BitRemesas, que arrancó el 1 de octubre de 2020 y ya tiene más de 5.000 miembros, según explicó recientemente a la agencia Associated Press Erich García, uno de sus fundadores. “El impacto que ha tenido el uso de las criptomonedas en Cuba de dos años para acá ha sido impresionante. Ha escalado en su uso, en su interpretación, en qué cosa es”, explicó García, un entusiasta de las posibilidades que brinda este dinero digital.
La plataforma se desarrolló luego de que muchas personas comenzaran a comerciar criptomonedas en grupos de Whatsapp o Telegram y se hiciera visible una comunidad de interesados en Cuba, que cuenta con una gran cantidad de programadores, cibernéticos e ingenieros entre sus profesionales.
Este tipo de redes permite enviar dinero a la familia o los amigos desde cualquier parte del mundo, sin que medie ningún banco.
Opera así: una persona en el extranjero abre una billetera electrónica -hay muchas páginas para ello en internet- y compra criptomonedas -por lo general mediante tarjetas internacionales como Visa y Mastercard- que luego envía a través del portal de internet junto con el nombre y los datos de su beneficiario en Cuba.
La plataforma oferta ese canje a algunos de sus miembros asociados a la página en la isla -como González- y éste convierte las criptomonedas en moneda de circulación local -dólares si es transferencia bancaria o pesos cubanos si el dinero se entrega en físico- para abonárselas a quien corresponda.
No hay límites en los montos y entre las criptomonedas más populares en Cuba están Bitcoin, Ethereum, Litecoin y USDT.
El tipo de cambio lo determina la oferta y demanda en la comunidad. A la fecha, por cada 100 dólares en criptomonedas que envía alguien del extranjero a Cuba, el destinatario final recibe unos 86 si el intermediario realiza la transacción a través de un banco. En la isla los cubanos no pueden retirar directamente dólares de sus cuentas del banco, pero sí comprar en esa divisa en las tiendas estatales con una tarjeta magnética proporcionada para este fin.
Por otro lado, si el receptor en la isla requiere el dinero en efectivo, el intermediario puede proporcionarlo en mano o a través de un giro postal y el canje por 100 dólares en criptomonedas equivaldría a unos 3.500 pesos cubanos. De hacerlo según la cotización estatal serían unos 2 400 pesos cubanos y de acuerdo con la del mercado negro 4 700 pesos. Por lo tanto, el intermediario y la plataforma obtienen una diferencia que se convierte en su comisión.
Los operadores de dinero digital en la isla son conscientes de los peligros que enfrenta el fenómeno a nivel mundial --desde las estafas hasta los rumores de regulación que vienen desde el propio Estados Unidos-- pero advierten del alivio que ha traído a muchas familias y el incremento de su uso.
Recientemente, el periódico oficialista Granma alertó sobre los riesgos de invertir en Trust Investing, una empresa registrada en Panamá que dice dedicarse "a la gestión de criptoactivos en los mercados más atrevidos", y que promete beneficios diarios a sus clientes, solo con una inversión inicial y sin la necesidad de ser un experto.
El diario oficialista se refirió al peligro que representan las "grandes ofertas de inversión" que circulan en las redes sociales, "con el gancho siempre tentador de dar poco y recibir mucho dinero", y que no son más que estafas montadas bajo el conocido esquema de estafa piramidal.
Granma obvió mencionar al joven cubano Ruslan Concepción, director regional de Trust Investing en Cuba, quien fue detenido a finales de abril en el aeropuerto de La Habana cuando iba a viajar a Rusia con su familia.
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