Cubano con su hija pequeña en un centro de aislamiento: "Los niños allí corren peligro de contagio"

"Mi bebé y el resto de los niños allí aislados corren peligro de contagio y enfermar de otras enfermedades", advirtió.

Calle de Santiago de Cuba (Imagen de referencia) © CiberCuba / José Roberto Loo Vázquez
Calle de Santiago de Cuba (Imagen de referencia) Foto © CiberCuba / José Roberto Loo Vázquez

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Este artículo es de hace 3 años

Un residente en Santiago de Cuba ha lanzado un grito de auxilio en las redes sociales, donde denunció la terrible situación que atraviesan su esposa y su hija de dos años, internadas en un centro de aislamiento de coronavirus.

Julio César Hernández Rodríguez relató en su cuenta de Facebook que tras perder a su padre, quien era positivo al COVID-19, toda la familia fue recluida, él en la Facultad de Medicina y ellas en el reparto La Risueña, en un lugar que no cuenta con las condiciones mínimas, mucho menos para alojar niños.


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Según relató el angustiado padre, su esposa, identificada como Gretell Buduen Casasayas, lo llamó desesperada para contarle que ella y la niña estuvieron largo tiempo esperando en un pasillo donde llovía y el agua las salpicaba.

"Entraron al dormitorio: alarmante. En el cuarto más de 20 personas, sin tomacorrientes para cargar celulares, poner un ventilador, no había agua caliente para bañar a los bebés, porque el cocinero se fue y no dejó el agua caliente, según información suministrada por uno de los laborantes", relató.

"La cantidad de mosquitos es abrumadora, no hay mosquiteros... En fin, que ese local no cuenta con las más mínimas condiciones para albergar niños", aseguró.

Hernández Rodríguez precisó que no quiere manipulación con su post, pero que está dispuesto a discutir con quien sea pertinente.

"El objetivo de mi publicación es que se haga algo al respecto, porque mi bebé y el resto de los niños allí aislados corren peligro de contagio y enfermar de otras enfermedades", advirtió.

El texto ha recibido numerosas respuestas de solidaridad de amigos y conocidos, algunos de los cuales han pasado por situaciones similares.

En la sección de comentarios, explicó que su esposa y su bebé estaban antes aisladas en su propia casa, donde contaban con las condiciones ideales para desarrollar un proceso de vigilancia adecuado.

"Además del dolor latente de nuestra pérdida, tengo que soportar la idea de que dadas las condiciones, la probabilidad de enfermar de COVID u otra enfermedad sean realmente elevadas", advirtió.

Ante la sugerencia de por qué madre e hija no regresaban a su hogar, el hombre detalló que en la puerta del local hay un policía.

"Ahora intentas irte y te acusan de propagación de epidemias y quién sabe si hasta de terrorismo", precisó el denunciante.

Su esposa confirmó ese dato y añadió que otro problema que enfrentan los aislados es la falta de seguridad.

"Lo peor es que no podemos ni dormir porque dicen que se meten a robar, hay que poner algo o trancar la puerta. (...) Una prisión tiene mejores condiciones que esta porquería, no hay respeto, porque los adultos aguantamos, pero sacar a los niños de su seguridad y exponerlos. Somos más de 20 personas, mi hija solo llora, es triste...", describió.

Ante las pésimas condiciones del centro, Hernández Rodríguez dijo que había llamado a cuatro teléfonos ante los que supuestamente podía tramitar su queja.

"Cada uno de ellos te va mandando al otro y ese otro te dice que no es de ellos... Al final te dan un número que es mañana, luego de las 8:00 a.m., que pueden tomar tu queja. Y solo Dios sabe si le darán continuidad", cuestionó.

Una amiga del afectado, trabajadora de la Universidad de Oriente, relató que ella vivió una situación similar o incluso peor, al ser aislada con otras 20 personas.

"También estaba una señora de 86 años, que tenía que lavarse sola, bañarse con agua de las duchas que estaba super fría (cogió bronquitis en dos días), alimentarse tardísimo, pues el almuerzo era casi a las 3:00 p.m. y la comida ni se diga. Después de tal revuelta que formamos tuvieron que dejarnos pasar agua y alimentos de la casa (no estuvo bien) pero si no, nos moríamos allí", contó.

A mediados de mes una cubana publicó un video que mostraba las pésimas condiciones de un centro de aislamiento por coronavirus en La Habana, donde se albergan viajeros que llegan de otros países.

En el local, ubicado en el Hospital Julio Trigo, en el municipio Arroyo Naranjo, los baños estaban desbordados de excrementos, sin agua corriente y con los cestos de basura también desbordados.

"Yo si tengo que pasarme 20 días aquí, serán 20 días sin bañarme, esto no tiene nombre", relató indignada la autora del video.

Unos días antes otra cubana en Cienfuegos denunció la situación de los pacientes de un centro de aislamiento por COVID-19 en el Politécnico 5 de Septiembre, en el reparto Pastorita.

"Es mejor estar debajo de una mata allá abajo. No me voy para mi casa por mi hija, que ya tiene dolor de garganta, pero es mejor estar debajo de una mata que aquí dentro de esta m… que todos nos estamos contaminando igual", protestó la mujer, al difundir un video bajo el título 'El asco real que Cuba no le muestra al mundo'.

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