Luego de su sólida faena de estreno ligamayorista frente a los Cachorros, el diestro cubano Vladimir Gutiérrez admitió haber sido presa de los nervios al iniciarse el juego.
"En el primer inning estaba temblando un poco", le dijo a la prensa de Cincinnati. "Pero cuando terminó esa entrada, sentí que respiraba algo mejor. Y al llegar al dugout todos me apoyaron y me relajé más aún".
El pinareño de 25 años fue subido al primer equipo de los Rojos debido a la lesión de Wade Miley, y aprovechó la oportunidad de la víspera para dejar una excelente impresión resumida en cinco episodios de dos hits, par de bases y una carrera limpia, derivada de un cuadrangular de David Bote. Lamentablemente, su equipo no pisó nunca la goma y cargó con la derrota.
"He recibido mensajes de amigos y familiares que me han estado respaldando. Al leerlos me doy cuenta de que hice un buen trabajo. Realmente ahora no sé si llorar o reír", confesó.
Por cierto, entre las 18,478 personas que se reunieron en las gradas de Wrigley Field se encontraban su esposa, su hijo y su madre.
Con su salida de ayer, Gutiérrez se convirtió en el cubano número 220 que pasa por los diamantes del Big Show, y el vigésimo tercero que lo hace en esta temporada.
El muchacho había lucido de maravillas en los entrenamientos primaverales y llevaba marca de 2-0 en tres salidas para Louisville (AAA), con efectividad de 2.65 y 21 ponches en 17 entradas
El año pasado, el oriundo de Mantua recibió una sanción de 80 partidos sin salario debido al uso de estanozolol, una sustancia prohibida por MLB.
Gutiérrez había abandonado el equipo Cuba durante la Serie del Caribe de San Juan 2015, y en agosto de 2016 pactó con los Rojos por 4,75 millones de dólares.
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