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Yuvany Morales González, enfermero intensivista expulsado esta semana de la misión médica en Venezuela por criticar a dirigentes cubanos, aseguró este sábado que no es la primera vez que es separado de un puesto de trabajo en Cuba debido a sus opiniones políticas contrarias al gobernante Partido Comunista.
Según explicó en su muro de Facebook, él se graduó en 1997 y en 2001 lo expulsaron de la secundaria en el campo Juan Manuel Sifontes luego de compartir con el médico del centro de enseñanza, que era militante del PCC, cuatro preguntas sobre prohibiciones existentes en Cuba que no podía entender.
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La primera de ellas, por qué su padre no podía vender su casa en aquella época (la compra-venta de viviendas no se autorizó hasta 2011). La segunda, por qué no podía comprarse un carro. La tercera, por qué su bisabuelo no podía sacrificar una res en su finca y la cuarta por qué los religiosos cubanos no podían matricularse en todas las escuelas del país y acceder a cargos de dirección.
Yuvany Morales recuerda que el médico, ya fallecido, se molestó mucho con sus preguntas y habló con la directora del centro, que optó inmediatamente por expulsarlo apelando a sus "problemas ideológicos".
Éste no fue el único evento político que ha marcado su vida. Con 14 años, Vicente Espinosa, director de la secundaria básica Jesús Suárez Gayol, donde Yuvany Morales estudiaba, lo sacó del grupo 9no-1, en el que habían reunido a los alumnos que se preparaban para entrar en el Pre de ciencias exactas y lo metieron en el 9no-4, con los 'repitentes', aunque por su promedio académico él podía aspirar a entrar en la Vocacional.
Sin embargo, no se lo permitieron por pertenecer a una familia religiosa. "Por ser religioso, a pesar de que me tocó por promedio académico estar ahí, me pasaron para el 9no-4, el grupo de los repitentes e indisciplinados. Tuve que estudiar el Pre en Combate Vocal del Olimpo, en Sóla", lamenta.
El tercer evento político que cambió su vida fue su expulsión de la brigada médica cubana destinada en el estado de Táchira, en Venezuela, y la confiscación del 50% del salario que ganó durante 30 meses de trabajo en el extranjero, en zona roja de COVID-19.
La sanción económica se la aplicaron reconociendo en el expediente que Yuvany Morales tiene una actitud intachable como trabajador, nunca ha faltado a sus guardias y no se le pueden poner pegas a su trabajo.
No contentos con expulsarlo de Venezuela y quedarse con la mitad del sueldo ahorrado en una cuenta de Cuba, la Aduana le decomisó el jueves en el aeropuerto de La Habana una hornilla eléctrica, que supuestamente no cumple con los requisitos técnicos exigidos para poder ser importada en la Isla: superar los 1.500 W por foco.
"A la tercera va la vencida", escribió el enfermero en su muro de Facebook antes de quitarse "una espinita" que asegura tiene clavada en la garganta desde que era niño.
El enfermero se teme que las autoridades cubanas continúen con su acoso y ahora le fabriquen un delito común para poder meterlo en la cárcel. Se imagina, por ejemplo, que podrían mandarle a alguien a provocarlo para buscar una agresión física, de manera que puedan juzgarlo por un delito común.
Otra forma sería acusarlo de negligencia médica cuando, por falta de recursos, no pueda canalizar una vena. Para ello, por ejemplo, debe utilizar guantes, pero en Cuba no los hay. Así que podrían sancionarlo por no llevarlos puestos aunque la responsabilidad en este caso debería ser del Ministerio de Salud y no suya.
También se teme que lo acusen de propagación de epidemias porque al llegar a su casa, sin dinero ni comida para pasar la cuarentena, se vea obligado a salir en busca de algo que llevarse a la boca.
Asimismo, critica que el Gobierno le exija, como al resto de los cubanos, que use nasobuco de tela a sabiendas de que no protegen contra el coronavirus y que los recomendables por la Organización Mundial de la Salud son los N95, que no existen en las farmacias cubanas.
Actualmente Yuvany Morales está pasando la cuarentena a la espera de reunirse con su familia. Él tiene cuatro hijos y está preocupado porque aún no sabe qué cantidad de dinero le dejará el Gobierno cubano en el banco. Por sus cálculos deben ser unos 64.800 pesos cubanos, que cambiados en el mercado informal a unos 45 dólares se quedan en 1.440 USD. Ese sería el monto reunido en 30 meses de trabajo en zona roja de COVID-19 en Venezuela.
Esta misión de la que fue expulsado, era la segunda que cumplía en Venezuela y Yuvany Morales regresó porque necesitaba dinero para equipar y hacerle reparaciones a la casa que se compró con el dinero de su primera colaboración en el extranjero. Eso no lo habría podido conseguir con su salario de enfermero.
"Ni para comer me alcanza", recalca en alusión al sueldo que le paga mensualmente en Cuba el Ministerio de Salud Pública.
El enfermero sancionado añade además que él es de los que estaría dispuesto a ir voluntario a ayudar a otro país en medio de una crisis sanitaria. Pero eso lo haría sólo si en su Cuba natal tuviera cubiertas sus necesidades básicas.
"Pero está 'Rovolución' te saca en cara hipócritamente la formación profesional "gratuita", una mentira que se han creído y hecho creer porque si mi salario en cualquier oficio representa solo el 0,25% de la media mundial, entonces yo le estoy pagando a este desgobierno hasta la risa", insiste.
En enero del año pasado un informe de la ONU alertó de que las misiones internacionales de los médicos cubanos podrían ser calificadas como “trabajo forzoso”.
Más recientemente, la semana pasada el Parlamento Europeo condenó el trabajo forzado de médicos cubanos en el extranjero.
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