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El cubano Juan Alberto Mora Chávez, miembro de la Brigada 2506 que participó en la invasión a Bahía de Cochinos en 1961, su esposa Ana Mora y su hijo Juan Jr. se encuentran entre los 159 desaparecidos tras el derrumbe del edificio Champlain Towers en la ciudad costera de Surfside.
Juan y Ana vivían en el décimo piso de la torre sur del complejo de condominios. Su hijo Juan, quien residía en Chicago, se había mudado a Miami para estar más cerca de sus padres y se encontraba de visita en su casa al momento del colapso.
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"Ellos tuvieron una casa preciosa en Coral Gables que luego vendieron y se compraron ese apartamento, pero ya no estaban contentos ahí", dijo Amada Cruz, prima de Mora Chávez, a América Noticias.
La prima contó que la pareja planeaba vender el apartamento, pero estaban esperando a que el edificio –construido en 1981– pasara la inspección de los 40 años.
Cruz refirió que la asociación le había pedido a los propietarios de los apartamentos una elevada suma para hacer reparaciones en el edificio, aunque no precisó la cantidad.
Juan Alberto Mora Chávez cumplió 80 años en enero. El brigadista participó en la operación como radio operador del batallón 3 de la jefatura de la compañía L y estuvo preso en cárceles cubanas tras la invasión.
Las autoridades del condado de Miami-Dade han reportado cuatro personas fallecidas tras el colapso y 159 desaparecidos; entre ellos, hay al menos ocho cubanos.
Una de las primeras en ser reportada fue la cubana Magaly Delgado, de 80 años, que llegó a Estados Unidos en la década del 60 y vivía sola en el apartamento 911. Además, está el matrimonio de octogenarios Antonio y Gladys Lozano; la señora de 92 años Hilda Noriega, que llegó a Estados Unidos desde Cuba en 1960 y llevaba dos décadas viviendo en ese edificio, y Oresme Gil Guerra, que residía en el noveno piso junto a su esposa Betty.
La tarde de este viernes comenzó a circular en redes sociales una imagen de un mapa de Cuba entre los escombros del Champlain Towers, que probablemente pertenecía a alguno de los cubanos residentes en el edificio. La imagen ha generado aún más conmoción entre la comunidad cubana tanto dentro como fuera del sur de Florida.
Los rescatistas han estado trabajando sin descanso desde la madrugada del colapso, pero las labores de búsqueda se han visto afectadas por un fuego persistente debajo de los escombros, cuya fuente aún no ha sido identificada.
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