Luisa López y el equipo médico del Hospital General Docente "Comandante Pinares", de San Cristóbal, Artemisa, vivieron una experiencia que difícilmente olvidarán, tras realizar una operación de cadera en el mismo momento que un sismo hizo temblar esa provincia del occidente cubano.
"Todo empezó a temblar y a caerse dentro del salón. El primer instinto fue saber qué había sucedido y cuando nos dimos cuenta que había ocurrido un temblor tuvimos que continuar", relató Gianni Hernández López, especialista en Ortopedia y Traumatología.
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El galeno explicó que el acto quirúrgico se continuó con la iluminación que propiciaron algunos teléfonos móviles y tras terminar la parte fundamental de la operación se trasladó a la paciente a Emergencias, donde se hizo el cierre total de la herida.
Gladys López Rodríguez, hermana de la paciente, confesó que era la primera vez en su vida que vivía una experiencia similar a la que tuvo lugar este lunes.
"Es algo que no se lo deseo a nadie, una experiencia muy mala. Mi hermana en el quirófano, yo desesperada. Los médicos se portaron muy bien", alegó con emoción ante las cámaras de la televisión estatal cubana.
Al igual que el resto de los pacientes del hospital de San Cristóbal, Luisa López fue evacuada de acuerdo a los protocolos de seguridad establecidos y en el caso de aquellos con coronavirus pero que no requieren hospitalización, se decidió su traslado al centro de aislamiento del Campamento de Pioneros, explicó la doctora residente Sailín Vásquez Pérez.
El sismo de 5.1 en la escala de Richter que se registró este lunes en el occidente de Cuba provocó daños en la estructura del hospital de San Cristóbal, lo que obligó a evacuar en su totalidad a los pacientes y ponerlos a salvo hasta que se controlara la situación.
Usuarios reportaron en las redes sociales los efectos del movimiento telúrico en Artemisa, un fenómeno que aunque es poco usual en el occidente cubano tiene algunos precedentes históricos.
El 23 de enero de 1880 en San Cristóbal ocurrió un sismo con una magnitud estimada de 6.0 en la escala de Richter y una intensidad de 8.0 la escala de MSK, que determina los daños ocasionados.
El fenómeno provocó pérdidas materiales y fue perceptible en algunos lugares de La Habana, que sorprendió a los residentes por lo poco usual.
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