Entrevista a Denis Solís: "Fue un regalo de Dios saber que el pueblo había salido a la calle"

El artista cuenta a CiberCuba detalles de la golpiza que le dio la Seguridad del Estado durante su detención; cómo lo llevaron descalzo al juicio y la coincidencia de que el mismo día que lo dejaron en libertad, los cubanos salieran a protestar a las calles.


Este artículo es de hace 3 años

El músico y activista cubano Denis Solís salió de la cárcel el domingo 11 de julio, coincidiendo con las históricas protestas que sacudieron al régimen de Miguel Díaz-Canel en unos 40 pueblos y ciudades de toda la Isla. El rapero lo reconoce: para él fue "un regalo".

"Salí el 11 de julio exactamente y supe que el pueblo había salido a la calle. Fue un regalo de Dios para mí, después de tanto sacrificio para que este día llegara. No es coincidencia. Creo que es algo sobrenatural porque un 11 de noviembre de 2020 se me hizo juicio y un 11 de julio de 2021, me dan la libertad y el pueblo sale para la calle. Ha sido el mejor regalo de mi vida", señala el artista desde La Habana.


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Tras cumplir ocho meses de cárcel por el supuesto desacato a un policía que allanó su domicilio sin orden judicial y lo grabó sin su consentimiento, el rapero habló este martes con CiberCuba sobre su detención; sobre el juicio rápido al que lo presentaron sin zapatos y sin abogado; sobre las golpizas que recibió tras ser arrestado y sobre lo peor de su reclusión: la cárcel de Valle Grande, donde estuvo antes de pasar al Combinado del Este.

Denis Solís ha narrado a este periódico los horrores de su arresto. Cuenta que un señor intentó interceder por él en la Habana Vieja cuando lo estaban golpeando en plena calle, y uno de los agentes de la Seguridad del Estado sacó su carnet y se identificó para así justificar la ilegalidad que estaba cometiendo, dando a entender que estaba arrestando a un delincuente.

"Me golpearon y arrastraron como un animal cuando lo van a matar", insiste Solís refiriéndose a su detención como "un secuestro llevado a cabo por la Seguridad del Estado a las 3:30 de la tarde del 9 de noviembre de 2020".

No puede olvidar el activista cómo le tiraban del pelo; cómo lo patearon todos los funcionarios que se le cruzaron en el camino; cómo lo amenazaron con borrarle en prisión el tatuaje que lleva en el pecho y que dice: "Cambio" o cómo lo asustaban con la promesa de quitarle la casa a su familia para dejarla en la calle.

Todo porque se atrevió a saltarse la prohibición extrajudicial de salir de su casa que le había puesto "el cartel de Birán", dice el rapero en alusión al aparato represor y al lugar de nacimiento de Raúl y Fidel Castro.

De su traslado al calabozo, Denis Solís recuerda cómo lo intentaron asfixiar en el carro de la Seguridad del Estado y de cómo le partieron los dedos cuando intentó manotear con una mano libre suplicando aire para poder respirar.

También reconoce que se defecó dentro del Lada de la Seguridad del Estado para obligar a sus represores a tragarse el olor durante todo el trayecto.

Pero las humillaciones no se limitaron a la golpiza. También lo llevaron descalzo al Tribunal de La Habana donde lo condenaron el 11 de julio sin un abogado, que él rechazó porque no quiso ser parte de la farsa judicial cubana.

De la vista oral recuerda el enfado que se llevó la jueza cuando en su turno de palabra él defendió que estaba allí por sus ideales. Ella le quitó la palabra y le dijo que no lo estaban juzgando por sus ideas sino por desacato. Como si Denis Solís no tuviera claro que le habían fabricado el delito porque "cuando te conviertes en una piedra en el zapato de los comunistas, se deshacen de ti", recalcó a CiberCuba.

Del Tribunal, Denis Solís salió para Valle Grande. Allí, lo peor era la comida. Él la describe como "un arroz semicrudo, fangoso y tieso, que sirve para resanar paredes" y una sopa "como un manantial", que hay que ser valiente para probarla.

"Lo peor de la prisión es el hambre", insistió el artista que se ha convertido en símbolo de la rebeldía en Cuba porque fue su detención la que llevó a la huelga de los artistas de San Isidro. Y esa huelga llevó a la protesta del 27N y de ahí, todo desencadenó en las manifestaciones multitudinarias del 11 de julio.

Estos ocho meses de prisión no fueron en vano. El propio Denis Solís reconoce que mereció la pena tanto sufrimiento porque ahora valora más la vida. Allí aprendió a verla "con más deleite".

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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