El reportero independiente cubano Héctor Luis Valdés Cocho compartió una conversación que tuvo la tarde de este martes con el agente que lo vigila para que no salga de su casa en La Habana.
Durante el noveno día de vigilancia policial en las afueras de su vivienda, Valdés Cocho informó a sus represores que debía ir a pelarse, y solo pudo hacerlo con el agente de la Seguridad del Estado y una patrulla siguiéndolo hasta la barbería y luego de vuelta a su casa.
El reportero compartió detalles del intercambio de palabras con el agente que vigila su domicilio, quien le aseguró que no permitirle salir de su casa o escoltarlo si necesita ir a algún lugar puntual "son órdenes".
Héctor Luis Valdés estuvo entre los detenidos y golpeados el pasado 11 de julio por participar en las manifestaciones. Desde entonces está bajo cerco policial, una práctica represiva del gobierno que ha sufrido en varias ocasiones, y sin acceso a datos móviles.
A continuación, reproducimos el testimonio de Valdés Cocho, publicado en su cuenta de Facebook:
Él: Buenas tardes, Héctor!
Yo: Buenas para usted, yo no las tengo buenas.
Él: Usted sabe que no puede salir.
Yo: Lo sé; como también sé que es ilegal este arresto domiciliario al que estamos sometidos unos cuantos, sin orden judicial y sin haber cometido delito alguno. Pero no estoy para enseñarle leyes a ustedes. ¡Necesito ir a pelarme ya!
Él: Déjeme consultar y le digo después.
(20 minutos después.)
Yo: Psss, ven acá. ¿Por fin qué? Necesito ir a pelarme que ya la barba me incomoda.
Él: Puede ir a pelarse, Héctor, pero tenemos que acompañarlo.
Yo: Acompañarme, quién soy yo ¿Kate Middleton? Yo no necesito escolta.
Él: Son órdenes, Héctor. Si se quiere ir a pelar tengo que acompañarlo y traerlo de vuelta a su casa.
Yo: ¿Órdenes de quién? ¿Del mismo que mandó a enfrentarse a los cubanos?
Él: ¡Órdenes, Héctor!
Yo: Ok, vamos caminando, así tomo el sol que hace exactamente 9 días no tomo.
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Todo el tiempo el de turno caminaba detrás de mí, la patrulla que pensé que no tenía hoy, me seguía a pocos pasos y con velocidad mínima. Todo el tiempo que duró el pelarme estaban fuera esperando a que terminara.
Al regreso todo igual, el agente de la Seguridad del Estado, a pocos pasos detrás y la patrulla amenazante por sí decidía echar a correr. En fin, al llegar a mi casa pues me colocaron la vigilancia justamente donde logré tomar esta foto para el recuerdo.
¿Aún existen personas que creen que Cuba está bien? ¿Acaso esto no son pruebas de que existe una dictadura? ¿Qué necesidad tengo de ser perseguido al transitar por las calles de mi país, por el simple hecho de decir la verdad? ¿Desde cuándo la verdad es penalizada? Son cosas que tenemos que analizarnos bien.
¡Logré pelarme! Pero aún sigo bajo cerco policial. Ya hoy son nueve días de vigilancia.
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