Díaz-Canel, ¿quiénes son los confundidos?

"Los confundidos son esa minoría de ancianos de una época arcaica que no tienen el acceso a internet. Los confundidos son esos que por miedo a perder sus trabajos se quedan callados aún sabiendo que no tienes la razón".

Detenciones en las protestas del 11J en La Habana. © CiberCuba
Detenciones en las protestas del 11J en La Habana. Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 3 años

El Cotorro. La Habana. Despertó Cuba. Un suceso que se ha visto opacado por los medios difusivos de prensa; un suceso que ante los ojos de miles de cubanos fue realmente esperado con ansias. Yo, como simple espectador, expongo la veracidad de lo ocurrido en este pequeño municipio del que casi ni se ha hablado.

Se expone que se produjeron actos vandálicos, según los medios de difusión masiva del Gobierno, pero yo no los vi. Así que yo, como espectador, no presencié un pueblo atacando tiendas, cómo se mencionó. Yo no vi un pueblo arrojando piedras. Ni siquiera tenían palos en sus manos. Yo vi un pueblo con corazón, reclamando libertad, reclamando liberación. Yo vi a mi pueblo donde nací, levantando la voz con dignidad y valentía aún cuando tenían a la Policía represora a su alrededor.


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Al principio los dejaron, se quedaban inertes a la espera de órdenes, pero en realidad estaban esperando refuerzos que eventualmente llegaron al lugar de los hechos y sin ningún respeto ante la protesta pacífica, irrumpieron entre la multitud que siguió su marcha despreocupada. Entonces ellos fueron escogiendo a sus prisioneros de entre la multitud: a mujeres y niños.

Vi una mujer siendo arrastrada cual perro, recibiendo un regaño por su dueño por defecar en su casa. Vi mujeres ser golpeadas con tonfazos. Luego de esas imágenes ante mis ojos, me paralicé por completo porque mis ojos le enviaban la imagen a mi cerebro, pero éste no era capaz de canalizar la magnitud de la brutalidad de los actos que estaba presenciando hasta que una señora me cobijó en su portal.

Esos verdugos estaban como perros hambrientos soltados por sus amos para ir tras sus presas, pero lo más impresionante es que sus presas eran mujeres indefensas, féminas desarmadas, que aún hasta hoy continúan desaparecidas.

Yo desapruebo totalmente un enfrentamiento de esa índole contra un pueblo desarmado. Ese día fue el primero. Ese día fue acometida una interrupción violenta contra una manifestación pacífica de parte de un pueblo cansado, lo que desencadenó eventos que se desataron días después a los que se alega que ellos perdonan al pueblo confundido.

Dictador Miguel Díaz Canel Bermúdez, sus antecesores en el poder no se comparan en nada con usted. Y luego de eso se toma el atrevimiento de enfrentar al pueblo contra el pueblo; a los verdaderamente confundidos contra los que no lo están; a los que por dogma de años ya están acostumbrados a callar.

Díaz-Canel Bermúdez, usted se expuso ante su pueblo de forma inconsciente con su discurso absurdo, bueno más bien no absurdo porque ya los que tienen dos dedos de frente se han dado cuenta que usted con sus propias palabras reconoció que usted es un tirano. No podrá limpiar su imagen ante el mundo, para que la ONU no actúe en contra de su dictadura inhumana y sangrienta. Sí, sangrienta, porque ya en el poco tiempo que lleva de su mandato ha hecho más daño que sus antecesores.

Díaz-Canel Bermúdez ya usted no tiene el apoyo del pueblo. En su ardua labor y empeño por aplacar las protestas de toda una nación en su contra, usted habla de los confundidos. Con su permiso, los confundidos son esa minoría de ancianos de una época arcaica que no tienen el acceso a internet. Los confundidos son esos que por miedo a perder sus trabajos se quedan callados aún sabiendo que no tienes la razón; los confundidos son aquellos que tienen padres ancianos y que creen en una revolución fallida.

Es un discurso carente de veracidad y legitimidad, que además condena la palabra de todo un pueblo clamando por cambio y libertad de expresión para vivir sin temor a que lo sitien en su hogar y le hagan actos de repudio los enviados analfabetos a los cuales se les amenaza con perder sus trabajos si no obedecen.

Miguel Díaz Canel Bermúdez, los ojos del mundo están sobre Cuba hoy. Me parece que usted debería adornar mejor sus discursos. Lo que sus antecesores llevan décadas enmascarando, usted con sus propias palabras lo ha desenmascarado, con su discurso incitando al pueblo contra el pueblo, cosa que no va a pasar jamás.

Debería cambiar a sus consejeros personales porque los que le redactan sus discursos son los verdaderos confundidos. Díaz-Canel, incitando al pueblo a un enfrentamiento civil para defender su dictadura a cualquier costo. Eso lo sabemos los cubanos que estamos dentro y fuera de la Isla. Los cubanos que soñamos con ver próspero a nuestro país y no con tiendas en las que hay de todo lo que no se puede imaginar de comida en una moneda que no es la moneda del país; un país que en este mismo momento está siendo mantenido a costa de esas tiendas en la moneda extranjera.

Un consejo: siga así, dividiendo el pueblo. Así comenzó usted mismo el principio del fin de su dictadura militar y sangrienta que ya en apenas unos días lleva más de 500 desaparecidos e incomunicados de sus familiares y amigos. Simplemente por manifestarse pacíficamente en las calles de su tierra natal donde ellos nacieron.

Sin más que alegar,

Atentamente,

¡Viva Cuba libre y abajo la tiranía de Díaz-Canel Bermúdez!

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