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Dos reclusos en la prisión para extranjeros La Condesa, ubicada en la provincia cubana de Mayabeque, se encuentran en huelga de hambre, aseguraron a CiberCuba amigos de los huelguistas.
El viernes 23 de julio el colombiano Wilson Marín Castellanos comenzó una huelga de hambre y de sed que, en este, su tercer día, ya comienza a preocupar a sus compañeros del centro penitenciario.
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“No está ingiriendo alimentos ni tomando agua. Se encuentra en extremo peligro y bajo presión. Las huelgas de hambre son fríamente reprimidas en Cuba. Ellos [los guardias] quieren que suframos eternamente y en silencio”, dijo uno de los reos a CiberCuba desde La Condesa.
En la mañana de este lunes otro prisionero de nombre Arturo Sánchez se sumó a la huelga de hambre, mientras otra fuente asegura que ambos “han cumplido más de la mitad de sus condenas” y que “han sufrido mucho”.
Una descripción pormenorizada la ofrece un tercer recluso, indicando que las razones de la protesta están relacionadas con una dilatada extradición hacia su país de origen y con las condiciones del penal, caracterizadas por la falta de medicinas, alimentos y atención sanitaria. También, la corrupción de oficiales del Ministerio de Interior (MININT) dificulta la vida en La Condesa, como anteriormente denunciaron otros reos de la prisión para extranjeros.
“El desayuno es un pan una cucharada de huevos batidos un vaso de agua endulzada de 200 ml. Se podría preguntar uno ¿esto es un desayuno?”, dijo un interno en mensaje a CiberCuba, quien menciona las garantías mínimas de la llamada ley Mandela que, sugiere, no se observan en La Condesa.
Las porciones de comida son insuficientes, compuestas de “30g de pollo, 6 cm de plátano colina y calcule un aproximado de 60 g de arroz y 200 ml de una sopa que es más agua que ingredientes; dos cucharadas de mermelada de contextura líquida, no espesa, y un pan del tamaño del puño de un niño de 12 años”, detalló.
El prisionero agrega que los oficiales del MININT que trabajan en el penal “desprestigian el nombre de la institución valiéndose de los internos como medio para extraer el inventario de bodega de alimentos, el suministro que otorga el estado para la manutención de los presos”. De acuerdo a su argumento, la corrupción alentada por los guardias es la razón por la que “a la bandeja del preso no llega a lo que corresponde”.
El reo propone una salida humanitaria para atender los reclamos de los inquilinos de La Condesa y plantea que “si no alcanza el presupuesto destinado para la manutención de los internos, por lo menos hagan valer los derechos y beneficios que el mismo Código Penal cubano aplica”, expresó.
Dos de estos beneficios son la libertad condicional a mitad de condena, y la extradición que, a juicio del reo, no se hacen extensivos a los extranjeros. De aplicarse, podría ser una solución viable ante la falta de capacidad y de recursos en el sistema de prisiones en la isla y tributaría a la calidad de vida de la población penal en general.
“Cuando sea cumplido el 50% de la sanción inicial, ya no debería haber excusas o pretextos para denegar la libertad condicional en conformidad con lo expresado en la instrucción especial No. 9 del Consejo de Gobierno del Tribunal Supremo popular, resultando procedente conceder el permiso excepcional de salida del país”, dijo.
Sin embargo, considera que en el sistema penitenciario cubano “la intención no es exactamente liberar al preso y, en especial, si son extranjeros”, e hizo un llamado para que “alguna comisión internacional se viera motivada a darle seguimiento a esta denuncia”.
En su mensaje, el reo asegura que en La Condesa hay “entre 50 y 70 internos con el 50% de la sanción cumplida y que hoy por hoy ya llevan más del 70% de esta, sin contar la suma de términos de bonos de rebaja adquiridos por buena conducta”.
Al mismo tiempo cuestiona la falsa justicia social de la autoproclamada revolución cubana que “ni siquiera respeta un derecho constitucional” y señala que para balancear la dieta y acceder a productos de primera necesidad, los familiares de los internos deben emplear alrededor de 200 mensuales.
En mayo, el canadiense Benjamin Tomlin hacía un llamado a la comunidad internacional desde La Condesa: “Necesitamos ayuda, necesitamos comida, necesitamos medicamentos”. Otros reos han manifestado su preocupación por la pésima dieta en La Condesa y la falta de medicamentos para enfermedades con peligro para la vida, como la diabetes de Vilmalanathan Nadesu.
Las demandas de los huelguistas hispanos coinciden con las de los prisioneros canadienses: la imposibilidad de terminar sus sentencias en centros penitenciarios de sus países de origen, así como de la negativa, por parte de las autoridades cubanas, a otorgar libertad condicional a reclusos extranjeros pasado el medio término de las condenas.
A las anteriores dificultades se suman los efectos de la pandemia, cuyo impacto en la población penal se desconoce a ciencia cierta, en tanto, las autoridades cubanas no han reportado casos de Covid19 en las cárceles. Solo este lunes, Cuba reportó 8,118 nuevos casos de coronavirus y 66 muertes por la enfermedad en la isla.
Los indicios de que existe contagio en los centros penitenciarios parten de denuncias de reos, familiares y organizaciones como el Observatorio Cubano de Derechos Humanos que ha documentado más de 200 casos positivos.
La huelga de hambre de Marín Castellanos y de Sánchez sugiere que la situación se ha agravado en la prisión para extranjeros, donde algunos esgrimen este último recurso como vía para salvar sus vidas.
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