Tras denunciar que las autoridades de su país la estaban obligando a abandonar Japón por la fuerza, la atleta olímpica bielorrusa Krystsina Tsimanouskaya ha pedido la ayuda de las autoridades internacionales y solicitado asilo en la embajada polaca en Tokio.
"Pido ayuda al Comité Olímpico Internacional. Están tratando de sacarme del país sin mi permiso y le estoy pidiendo al COI que se involucre", dijo la atleta en un video divulgado en sus redes sociales.
Al llegar al aeropuerto, la atleta pidió auxilio a la policía japonesa, que la llevó a "un sitio seguro". El avión que debía llevarla de vuelta a Minsk tuvo que despegar sin ella. Tsimanouskaya debía competir este lunes en los Juegos en las eliminatorias olímpicas de 200 metros planos, pero fue forzada por los responsables del comité olímpico de su país a abandonar los Juegos de Tokio tras la publicación de unos mensajes críticos con sus entrenadores.
La corredora había expresado previamente juicios contra el comité olímpico bielorruso, dirigido por el hijo del dictador bielorruso Alexander Lukashenko, por obligarla a correr en un evento de relevos con poca anticipación. El equipo olímpico de ese país anunció más tarde que la habían retirado de la competición debido a su "estado emocional y psicológico".
Tras su denuncia, varios países como Polonia y la República Checa ofrecieron visados y ayuda a la velocista.
El Gobierno de Varsovia ha ofrecido un visado humanitario para que la deportista, que dice haber recibido amenazas y teme represalias si vuelve a su país, pueda viajar a Polonia, país donde se ha exiliado buena parte de la oposición bielorrusa.
Mientras, la Embajada de Bielorrusia en Tokio ha hecho una petición formal de información a las autoridades japonesas para saber la situación de la deportista, según informó este lunes la agencia RIA.
El COI también ha pedido explicaciones al Comité Olímpico bielorruso sobre el caso. Pero Minsk ha eludido pronunciarse sobre el asunto, aunque los medios estatales han insinuado que la atleta no había ido a Tokio en busca de logros deportivos sino para seguir sus propios “planes personales”, que pasaban por dejar el país.
Bielorrusia ha vivido en los últimos meses masivas protestas contra el régimen de Lukashenko después de unas elecciones en las que fue reelegido en medio de sospechas de corrupción. La policía gubernamental aplastó con brutalidad las manifestaciones antigubernamentales en las que participaron atletas de primer nivel, a los que se despojó de recursos y equipos.
Deportistas como la baloncestista olímpica Yelena Leuchanka o el decatleta Andrei Krauchanka, medallista de plata olímpico de 2008, fueron arrestados tras criticar la violencia policial contra los manifestantes pacíficos. Las organizaciones de derechos civiles contabilizan hasta 600 presos políticos en Bielorrusia, donde la represión contra cualquier voz disidente es cada día mayor.
La Fundación Bielorrusa de Solidaridad Deportiva asegura ahora que este lunes, las autoridades se han presentado en casa de los padres de la atleta, en la localidad bielorrusa de Klimovichi.
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