Los talibanes aseguraron este jueves que controlan Kandahar y Herat, segunda y la tercera mayores ciudades de Afganistán, mientras Estados Unidos y Reino Unido dijeron que enviarán miles de soldados para ayudar a evacuar al personal de sus embajadas, ante la previsible caída de Kabul.
La captura de Kandahar y Herat -la segunda y tercera mayores ciudades del país- son las dos principales victorias militares de los talibanes desde que comenzaron una amplia ofensiva en mayo, y se suma a la conquista el jueves de Ghazni, ciudad clave para acceder por carretera a Kabul (a solo 150 kilómetros), Qala-i-Naw, en el noroeste del país y Lashkar Gah, en la provincia de Helmand.
El miércoles, un funcionario de Defensa estadounidense citó informes de inteligencia que indicaban que los talibanes podrían aislar Kabul en 30 días y capturarlo posiblemente en 90.
La caída de grandes ciudades es una señal de que los afganos dan la bienvenida a los talibanes, dijo un portavoz del grupo, según la cadena Al Jazeera TV.
El Departamento de Estado estadounidense dijo que el secretario de Estado, Antony Blinken, y el de Defensa, Lloyd Austin, hablaron el jueves con el presidente afgano, Ashraf Ghani, y le dijeron que Washington "sigue comprometido con la seguridad y la estabilidad de Afganistán".
También afirmaron que Estados Unidos respalda una solución política al conflicto.
Por su parte, el Pentágono anunció que enviará unas 3000 soldados extra en 48 horas para ayudar a evacuar al personal de la embajada y recalcó que siguen adelante los planes de completar el repliegue militar para el 31 de agosto a pesar de que, en menos de una semana, los fundamentalistas se han hecho con el control de 12 capitales de provincia.
"Esperamos reducir al mínimo la presencia diplomática en Afganistán en las próximas semanas", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, agregando que la embajada no está cerrada. Una persona conocedora de la situación dijo que no hay garantías de que la legación vaya a seguir abierta.
Reino Unido dijo que desplegará unos 600 soldados para ayudar a salir a sus nacionales y a sus intérpretes locales.
Mientras Naciones Unidas advirtió que si la ofensiva de los talibanes llega a la capital tendría un "impacto catastrófico en los civiles", Estados Unidos y Alemania instaron a todos sus ciudadanos a abandonar Afganistán de inmediato.
Por su parte, el presidente afgano, Ashraf Ghani, visitó el miércoles Mazar-i-Sharif, la gran ciudad del norte asediada por los talibanes, para intentar coordinar una respuesta que frene el avance de la guerrilla. Esa misma noche, un nuevo jefe de las fuerzas armadas, el general Hibatullah Alizia, asumió el mando de las tropas gubernamentales.
La inesperada velocidad de la ofensiva talibán plantea serias dudas sobre si el Gobierno afgano será capaz de controlar la situación y hasta cuándo.
Pese a ello, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha resaltado que no frenará el repliegue de sus tropas, que deberá terminar el 11 de septiembre. El portavoz del Departamento de Defensa de EE UU, John Kirby, se limitó a reconocer el “deterioro de la situación”.
La ofensiva de los talibanes ha causado al menos unos 250.000 desplazados desde su inicio en mayo, y un 80 % de ellos son mujeres y niños, advirtió el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
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