Jamie Spears, el padre de la cantante Britney Spears, anunció que renunciaría a la tutela legal de su hija, después de una larga batalla en los tribunales y de varios meses de presión por parte de los seguidores de la artista.
Aunque no ha fijado una fecha para transferir sus responsabilidades a otro tutor, su abogado presentó ante el Tribunal Superior de Los Ángeles la respuesta afirmativa a la solicitud de la artista para poner fin a la tutela de 13 años.
Según los documentos judiciales, este traspaso se hará una vez que se resuelvan “varios asuntos pendientes en los tribunales”.
Desde 2008, luego de que Britney Spears sufriera un colapso nervioso, su padre –junto a un fideicomiso– ha supervisado por decisión judicial las finanzas, la agenda y hasta la vida íntima de la estrella del pop.
Sin embargo, su gestión no ha dejado satisfecha a la cantante de 39 años, quien lleva años en los tribunales tratando de liberarse de la tutela paterna y el pasado mes de junio dijo a una jueza: “Señoría, mi padre debería estar en prisión”.
En esa audiencia la artista denunció los abusos laborales a los que había sido sometida bajo la tutela de Jamie, amenazó con demandar a su familia por el trato que ha recibido, y por 20 minutos contó un demoledor testimonio en el que aseguró que no estaba contenta con su situación: “No puedo dormir. Estoy enojada y deprimida. Lloro todos los días”, dijo.
“Antes creía que nadie me iba a creer. Creía que la gente se burlaría de mí. Pero ahora quiero recuperar mi vida. Ha sido suficiente”, comentó en la audiencia, y afirmó que la obligan a ir “tres veces por semana a un psiquiatra”.
“La custodia no tuvo ningún sentido desde su inicio. Le pago a gente para que me controle. He trabajado desde los 17 años y esta custodia es un abuso”, ha dicho Britney Spears.
En 2019 también había afirmado que el acuerdo de tutela le parecía demasiado riguroso, y que había facultado a su padre para decidir sobre su vida, al punto de forzarla a internarse en un centro de salud mental como forma de castigo después de haber protestado en un ensayo, y que incluso la obligó a dar un concierto en contra de su voluntad en una ocasión en que estuvo enferma con fiebre.
A pesar de las continuas solicitudes de la cantante, Jamie, de 68 años, se había negado a renunciar a la tutela, por la que cobra $16.000 dólares mensuales.
Sin embargo, el testimonio de Britney en junio pasado movilizó a sus miles de seguidores en todo el mundo, quienes han presionado para que el padre la libere.
El abogado de Jamie Spears apuntó que “no hay motivos reales para suspenderlo o removerlo”, pero la decisión para dimitir responde a la necesidad de zanjar la “batalla pública con su hija”.
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