El chichiguaco* Israel Rojas hizo gala de su mala fe y analfabetismo político con una reciente muela bizca, atacando a emigrados cubanos porque se sienten ciudadanos del primer mundo, delante del gusañero Carlos Lazo, siempre presto a criticar a los gobernantes norteamericanos y pedir el fin del embargo económico, pero carente de valor para criticar al tardocastrismo, la dictadura más antigua de Occidente.
El marxismo establece que el hombre piensa como vive, y es absolutamente normal que un cubano -pasado un tiempo en sociedades democráticas y prósperas- viva acorde con sus nuevas claves y no con las antiguas; pero ese día el bardo felón no fue a clases y olvidó pedir las notas a sus compañeros de aula.
La canallada del zorzal de Guantánamo, anidado en La Habana con todas las bendiciones, mientras miles de paisanos suyos se hacinan en llegaypon de la periferia capitalina, incluida La Güinera, soslaya el oprobio de quienes realmente se sienten por encima del resto de los cubanos: Raúl Castro Ruz, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Luis Alberto Rodríguez López-Calleja y sus pandillas de injusticia contra Cuba.
La emigración cubana es de las más solidarias y generosas del mundo, pese a ser permanentemente vilipendiada por el gobierno del que Rojas es lacayo; y opuesto a que los cubanos empobrecidos por el comunismo reciban -en dólares- las remesas de sus familiares del primer mundo, porque quiere seguir manejándolas para el enriquecimiento privativo de la casta verde oliva y enguayaberada y sus fines políticos, como la fracasada Tarea ordenamiento, que ahondó pobreza y desigualdades, dolarizando la ruinosa economía.
¿Porqué Rojas no alza la voz para defender a los pobres de Cuba? Si tan enérgico anda el jilguero del Guaso, debía emplear esa fuerza para conseguir mejores atenciones para sus compañeros de profesión, esos que tantas alegrías y disfrute han dado a Cuba y que ahora malviven con pensiones del Tercer Mundo y precios de alimentos, medicinas y aseo del Primer Mundo y también son ayudados por emigrados familiares y admiradores.
Solo un mentecato político y un amoral como el cadete trovador puede atacar a la desprendida emigración cubana, cuando sus jefes más necesitan sus remesas; jugando al eterno truco de La Habana (viejo manual KGB) de intentar dividir a los emigrados en gusañeros abyectos como Lazo, gusañeros mudos, que son los más apetecibles para La Habana, y cubanos libres; sin que el burócrata Ernesto Soberón, a cargo de pastorear a los emigrados, lo desautorice en el acto.
Y en cuanto a CiberCuba, Israel Rojas vete montando la versión changüí de a mi burro, a mi burro, le duele la cabeza... porque es una empresa solvente que cumple sus obligaciones y surgió, precisamente, por la sensibilidad de dos jóvenes empresarios y emigrados cubanos exitosos, pero comprometidos con el futuro democrático, justo y rico de la nación.
Luis Flores y Luis Manuel Mazorra no sufren el Alzheimer selectivo del sinsonte de la tierra del rico nengón que, cual aldeano vanidoso, da por bueno el injusto orden tardocastrista, con tal mantener a salvo sus negocios en dólares; ¡menudo anticubano! que ha salido el artista guantanamero, necesitado de gritar y gesticular para seguir engañándose a si mismo, con esa bulla falsa de aulladores milicianos.
* chichiguaco, pájaro ruidoso que asola el Parque Central de Guantánamo.
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