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Los altos representantes de la campaña de Donald Trump conocían desde un principio que las alegaciones de fraude contra las máquinas de votación y los programas informáticos empleados en la elección presidencial 2020 eran infundadas, revelan documentos judiciales.
Un memorando interno y correos electrónicos presentados el pasado viernes ante un tribunal estadounidense indican que asesores y abogados de la campaña de reelección de Trump compartían la certeza que las afirmaciones lanzadas contra las firmas Dominion Voting Systems, de máquinas de votación, y Smartmatic, proveedora de software, carecían de fundamentación y no existían evidencias para sustentarlas.
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Los documentos fueron publicados la noche de este lunes -inicialmente difundidos por el diario The New York Times- y avivan el aún latente debate sobre la legitimidad de la elección presidencial, que partidarios de Trump, políticos republicanos y el propio expresidente siguen calificando de fraudulentas.
El grueso de la documentación revelada figura en la moción presentada en el proceso de una demanda por difamación que interpuso Eric Coomer, ex empleado de Dominion, contra la campaña de Trump en un tribunal de distrito en Denver, Colorado, el pasado año.
Coomer, antiguo director de estrategia y seguridad de productos de Dominion, demandó a los abogados Sidney Powell y Rudolph Giuliani, y a la campaña de Trump por acusarlo erróneamente de hackear los sistemas de su empresa para asegurar la derrota del presidente republicano y confesárselo luego a activistas de izquierda.
El foco de máximo cuestionamiento constituye una conferencia de prensa ofrecida en la sede del Comité Nacional Republicano en Washington por abogados afines a Trump, con Powell y Giuliani a la cabeza, el 19 de noviembre de 2020. El evento cuestionó la validez de la contienda presidencial y expuso ante los medios de comunicación una intrincada teoría de conspiración sobre Dominion, Smatrmatic y el mecenas multimillonario George Soros, vinculándolos al régimen de Venezuela en una maniobra para robarle la reelección a Trump.
Pero los correos electrónicos y un memorando previo de la campaña de Trump habían argumentado antes que esas acusaciones eran falsas.
Según los mensajes electrónicos contenidos en los documentos, Zach Parkinson, entonces subdirector de comunicaciones de la campaña de Trump, estuvo en contacto con sus subordinados el 13 de noviembre para pedirles que "corroboraran o desmintieran" varios asuntos relacionados con Dominion.
Al día siguiente, Parkinson recibió una copia de un memorando elaborado por su personal a partir de análisis de servicios públicos de comprobación de datos y algunos artículos periodísticos.
El memorando refutó una serie de acusaciones que Powell y otras personas habían hecho públicas y estaban dispuestas a lanzar días después en la rueda de prensa.
En esencia, el memorando indicaba que Dominion no utilizó la tecnología de votación de la empresa de software Smartmatic en las elecciones de 2020, y no tenía ningún vínculo directo con Venezuela ni con Soros.
Además, señalaba que no había pruebas de que los dirigentes de Dominion tuvieran conexiones con activistas del grupo Antifa.
"El memorando producido por la campaña de Trump muestra que, al menos internamente, la campaña de Trump encontró que no había pruebas para apoyar las teorías de conspiración con respecto a Dominion y Coomer", señala la moción interpuesta por los abogados del demandante.
El periodista Alan Feuer, especializado en tribunales y casos de justicia criminal, escribió en su artículo para The New York Times, que no está claro si Trump conocía o vio el memorando.
Tampoco se ha podido verificar el alcance que tuvo el memorando entre el personal de la campaña de Trump. Según los documentos judiciales, Giuliani dijo en una declaración jurada que no había visto el memorando antes de su presentación en la conferencia de prensa en Washington, aunque cuestionó los motivos que lo generaron, atribuyéndolo a una maniobra para poder recaudar dinero.
"Aun así, los documentos sugieren que el personal de comunicaciones de su campaña guardó silencio sobre lo que sabía de las afirmaciones contra Dominion en un momento en que las acusaciones circulaban libremente", consideró Feuer.
La moción señala que la campaña de Trump continuó permitiendo a sus agentes avanzar en teorías de conspiración desacreditadas y difamar a Coomer, "aparentemente sin proporcionarles su propia investigación que desacredita esas teorías".
La documentación apunta a que la campaña de Trump se mantuvo al margen de las alegaciones contra Dominion, incluso cuando Powell, Giuliani y otros abogados atacaron a la empresa en los medios conservadores y, en consecuencia, presentaron cuatro demandas federales acusando a Dominion de conspirar para robarse las elecciones en favor de Joe Biden.
Powell y Giuliani aparecieron juntos en la polémica conferencia de prensa, poniendo a Coomer en el centro de un complot para secuestrar las elecciones mediante la piratería de las máquinas de votación de Dominion. Powell llegó a decir ese día que, la conspiración incluía a Smartmatic, funcionarios venezolanos, personas relacionadas con Soros y una "influencia masiva de dinero comunista".
Ni Powell ni Giuliani ni los representantes de Trump respondieron a varios mensajes de The New York Times para que comentaran sobre los documentos contenidos en la moción de Coomer.
Sin embargo, Trump continúa repitiendo que le robaron las elecciones, algo que Powell y Giuliani han sostenido por separado.
A comienzos de este mes, Powell declaró a la cadena Australian Broadcasting Corporation que las elecciones de 2020 fueron "esencialmente un golpe de estado incruento de los demócratas para hacerse de la presidencia de Estados Unidos sin disparar un solo tiro".
Powell y Giuliani están además demandados por difamación por Dominion, que también interpuso una acción similar contra Mike Lindell, director ejecutivo de MyPillow, por amplificar falsas afirmaciones sobre el proceso electoral.
Ambos casos recibieron ya luz verde de un juez federal de Washington para enfrentar un juicio.
En junio, un tribunal de Nueva York suspendió la licencia de abogado de Giuliani por sus "declaraciones demostrablemente falsas y engañosas" sobre los resultados de la elección presidencial. Semanas después Giuliani apareció en Miami y visitó el Restaurante Versailles, en la Calle Ocho, donde fue aclamado por una multitud que agradeció su respaldo a las protestas del 11-J en Cuba.
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