Las autoridades cubanas reconocieron el desabastecimiento de leche en polvo en el país y aclararon que la situación se mantendrá igual en octubre.
Una escueta nota aparecida este martes en Granma dio cuenta del nuevo plan del gobierno cubano para suplir las necesidades de este alimento fundamental en las dietas de niños, ancianos, embarazadas y enfermos del país.
Ante el “atraso en los arribos de leche en polvo fue necesario realizar cambios en la distribución de la misma”, dijo el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba. La prioridad serán los niños, enfatizó, pero sin establecer el rango de edades.
El medio oficialista tampoco ofreció explicaciones sobre qué motivó el atraso en “los arribos de leche en polvo”. La población afectada solo fue notificada del hecho, pero no recibió información alguna si el atraso se debió a problemas de transporte, falta de fondo o créditos para la compra de la leche en polvo.
Aunque la publicación aclaró que la situación persistirá en octubre, no fue capaz de esclarecer si en noviembre la situación volverá a la normalidad. Teniendo en cuenta el comportamiento de las autoridades en otras cuestiones, como las afectaciones en el suministro eléctrico, los precedentes auguran una crisis en la distribución de la leche y una absoluta falta de transparencia detrás de una fachada de preocupación y cercanía de los líderes del régimen cubano.
La nota del Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL) dejó caer otro dato preocupante sin ofrecer muchas explicaciones sobre ello. Según reseñó Granma, “por el momento, la alternativa para los casos de dietas médicas será sobre la base de la disponibilidad de productos derivados de la soya que se venden en condición de liberados".
“Por el momento” es un plazo de tiempo indeterminado; una explicación inaceptable para los millones de cubanos que necesitan productos lácteos en su dieta y que en su lugar recibirán “productos derivados de la soya”, por muy sanos y recomendables que sean.
Además, la nota no aclara la disponibilidad actual de estos productos, ni la que tendrán en los próximos meses; como tampoco especifica si dejarán de venderse por la libre para ser incluidos en la cartilla de los pacientes que requieren dietas médicas.
“Esta opción ha sido conciliada con los especialistas del Ministerio de Salud Pública”, aclaró el ministerio que dirige Manuel Santiago Sobrino Martínez; un ministro muy cuestionado y desaparecido de los focos mediáticos desde su defensa de las tripas y las gallinas decrépitas en la dieta de los cubanos.
La nota de Granma sí destacó que el pasado día 25 “se dio por concluida en La Habana la distribución [de leche] para los niños, correspondiente a este mes”, pero no informó del estado de la distribución de este producto para los niños de las otras 14 provincias que conforman el territorio nacional, incluida la isla de la Juventud.
“Esta situación se mantendrá de manera similar en el mes de octubre, insiste el Ministerio de la Industria Alimentaria tras aclarar que son los niños la prioridad en la entrega del preciado alimento”, afirmó el medio oficialista.
A mediados de octubre de 2020, el jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y el Desarrollo de los Lineamientos, Marino Murillo Jorge, admitió en el espacio estatal Mesa Redonda que al Gobierno le costaba más producir un litro de leche en el país que importarlo.
En septiembre, la Empresa de Productos Lácteos de Holguín reconoció que en agosto había dejado de acopiar más de 3 millones de litros de leche por culpa de roturas, falta de materias primas y la situación epidemiológica en la provincia.
Meses antes, las autoridades cubanas reconocían que, en 2020, más de 41 mil reses habían muerto en Camagüey, la mayoría por desnutrición, provocando afectaciones económicas superiores a las infligidas por el hurto y sacrificio de ganado mayor, y una reducción de la cabaña ganadera de la provincia de 5 mil 982 cabezas de ganado vacuno.
Como resultado de este descenso, los productores de la provincia tuvieron un déficit de 11 millones de litros de leche y se incumplió con las cantidades pactadas de producción de carne.
Teniendo en cuenta que una vaca bien alimentada puede llegar a pesar entre 550 y 600 kilos y que, para la producción de carne, su rendimiento en canal varía del 58% al 60%, entonces, las más de 41 mil reses que murieron por desnutrición habrían producido más de 13 millones de kilos de carne.
Llevando el cálculo al terreno de la producción de leche, y tomando como media una producción diaria de 30 litros de leche por vaca, con las más de 41 mil cabezas perdidas por desnutrición se habría conseguido un abastecimiento diario de 1 millón 230 mil litros de leche.
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