Hombre pez cubano carece de asistencia médica y jabones adecuados

"Cuido y mantengo con vida a mi mamá, careciendo hasta de lo mínimo indispensable. Somos dos viejos impedidos físicos y ante la ley no nos reconocen como tales. No me quieren pagar como cuidador de mamá y lo que nos pagan no nos alcanza".

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El cubano Lázaro Proenza Cedeño, que padece de Ictiosis laminar congénita, una enfermedad que podría matarlo por deshidratación en minutos, carece de una atención médica adecuada, desde hace 30 años; y de jabones con ozono, al menos desde julio de 2020, sin que las autoridades sanitarias y políticas atiendan sus reclamos.

"No tengo piel, en su lugar (tengo) escamas que van creciendo unas sobre otras. No mueren ni se desprenden. Tengo que arrancarlas con una piedra filosa y esto me causa más heridas, dolor e infección constantes. Tengo el cuerpo lleno de heridas sangrantes y mucho dolor siempre", refirió el Hombre pez cubano al la sección Acuse de recibo, del periódico estatal Juventud Rebelde.


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La Ictiosis laminar que sufre Proenza es una rara enfermedad genética que aparece en los bebés al nacer y continúa a lo largo de toda la vida, presentándose cuando la epidermis no es normal y no puede proteger el cuerpo como lo haría la epidermis normal; llenándose de escamas y heridas, de ahí que se conocida popularmente como la enfermedad del Hombre pez.

Muestra de paciente aquejado de Enfermedad del pez / Foto: Bajopalabra.com

Proenza, que reside en un pequeño apartamento, "lleno de moho y hongos, porque se filtra cuando llueve", en la localidad cubana de Santa Cruz del Norte, en la provincia de Mayabeque, está jubilado por enfermedad y, además, atiende a su madre, de 88 años, postrada por haber sufrido un Accidente vascular encefálico.

Dirigentes del gobernante partido comunista en Santa Cruz del Norte / Foto: Radio Santa Cruz

El Hombre pez cubano trabajó desde los 17 años, pero la "falta de tratamiento médico y de medicamentos idóneos" agravó su estado, cuando no consiguió atenderse en el habanero hospital Hermanos Ameijeiras y en el Fajardo la atención médica no dio resultados, pese a que el tratamiento adecuado consiste en la aplicación de cremas hidratantes e Isotretinonina o Neotigason, de la familia de los Retinoides.

"Para disimular mis heridas me unto (en la piel) una pasta hecha por mí de arroz cocinado con aceite (comestible) y sal. He escrito a todos los niveles (del estado cubano) por más de 30 años, y siempre devuelven los escritos al municipio. Y aquí no solucionan ninguno de mis muchos y graves problemas. La dirección de la provincia y el municipio conocen mis problemas", contó Proenza.

"En este momento que escribo mi pequeño apartamento está lleno de moho y hongo, porque se filtra cuando llueve y se nos rompe lo poco que tenemos. Vivo con mi mamá de 88 años, postrada hace cuatro años por accidente cerebrovascular. Y no tiene ni silla de ruedas y sufre todo tipo de limitaciones por las barreras arquitectónicas", contó el Hombre pez cubano.

"Cuido y mantengo con vida a mi mamá, careciendo hasta de lo mínimo indispensable. Somos dos viejos impedidos físicos y ante la ley no nos reconocen como tales. No me quieren pagar como cuidador de mamá y lo que nos pagan no nos alcanza ni para lo mínimo indispensable. Espero que por respeto a mi enfermedad y mi dolor por lo menos investiguen lo aquí escrito", pidió Proenza en su carta a Juventud Rebelde.

En julio de 2020, Proenza supo que la provincia de Mayabeque ya había consumido la cuota anual de jabón de aceite de girasol con ozono, marca Dalmer, que venía comprando a precio subsidiado, desde diciembre de 2019; no obstante, las autoridades provinciales localizaron un lote de esos jabones en Bejucal, distante unos 66 kilómetros de su casa, que hizo imposible su compra porque el Hombre pez cubano apenas puede andar una cuadra bajo el sol.

El jabón Dalmer elimina las infecciones por hongos y desaparece los dolores que sufre Proenza, aliviando su padecimiento crónico, y su producción está garantizada por el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) que -en carta de julio de 2020- responsabilizaba a la Empresa Comercializadora de Medicamentos (Emcomed) de su distribución en las farmacias cubanas.

El CNIC trasladó su malestar, como productor de jabones Dalmer y la situación crítica de Proenza a Emcomed, que respondió asegurando que vendería de inmediato doce jabones al Hombre pez cubano, para cubrir la cuota de julio de 2020 y que establecería un mecanismo para garantizar el suministro estable al enfermo de Santa Cruz del Norte, aunque nunca respondió a Juventud Rebelde sobre su deficiente mecanismo de distribución.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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