La Iniciativa de la Franja y la Ruta, el megaproyecto geoestratégico más ambicioso de China, cuenta a partir de este martes con Cuba como miembro oficial de la 'Alianza para la Energía', uno de los varios sectores que abarca esta 'Nueva ruta de la Seda'.
En el acto oficial, el embajador de Cuba en Beijing, Carlos Miguel Pereira, manifestó que el país está comprometido con el desarrollo sostenible. Según el sitio oficialista Cubadebate, Pereira invitó a empresas e instituciones chinas y del resto de los miembros a trabajar en campos como el fomento de energía verde y el acceso inclusivo a los servicios energéticos.
En ese sentido, destacó la importancia de la iniciativa para ampliar y diversificar la colaboración en el sector de la energía y, de esa forma, superar colectivamente los desafíos que enfrenta a nivel mundial.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocida como Nueva ruta de la Seda y OBOR (siglas del inglés One Belt, One Road / Un cinturón, un camino) es un proyecto impulsado por la República Popular China, el cual pretende formar un conjunto de enlaces marítimos y ferroviarios entre China y Europa, así como expandir los mercados y la influencia política del país asiático a escala global, con especial interés en América Latina.
Propuesto en 2013 por el secretario general del Partido Comunista de China, el presidente Xi Jinping, el proyecto afecta 60 países, el 75% de las reservas energéticas conocidas en el mundo, el 70% de la población mundial y generaría el 55% del PIB mundial. Según Cubadebate, “está llamado a construir una megaplataforma internacional de cooperación e intercambios bajo el principio de ganancia compartida”.
"Cuba acoge con simpatía la iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda y su extensión hacia América Latina y el Caribe", dijo el viceprimer ministro Ricardo Cabrisas durante su visita a China en octubre de 2018. Las relaciones económicas y el turismo, consideró Cabrisas, serían los grandes beneficados de esta propuesta impulsada por Xi Jinping.
Sin embargo, la iniciativa china levanta suspicacias entre las potencias occidentales, que ven en la Iniciativa de la Franja y la Ruta una especie de Plan Marshall chino que buscaría extender su área de influencia a nivel global, oponiéndose al modelo económico liberal mediante un fuerte intervencionismo del Estado y la instauración de un “poder blando” en el mundo, el llamado 'Sueño Chino'.
En el acto de oficialización de la entrada de Cuba en la 'Alianza para la Energía' de esta iniciativa estuvo presente, de manera virtual, el ministro de Energía y Minas de Cuba, Liván Arronte, quien –según la prensa oficialista- se refirió a las medidas adoptadas por su Gobierno para desarrollar las fuentes renovables, promover el uso eficiente de esos recursos y alcanzar la independencia en esa esfera.
Como era de esperar, el ministro aprovechó para denunciar el embargo estadounidense al que describió como el principal obstáculo económico que enfrenta el país, recrudecido durante la pandemia de coronavirus. Cubadebate no reseñó si el ministro aludió a los problemas de generación eléctrica que enfrenta Cuba por la falta de inversión en este sector que, según el comandante Ramiro Valdés, necesita de 250 millones de dólares para renovar las infraestructuras.
Por su parte, la viceministra del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Déborah Rivas, subrayó en Twitter que Cuba se convierte en uno de los países de América Latina miembros de esta “Alianza para la Energía de la Franja y la Ruta” (BREP, por sus siglas en ingles), que cuenta con 30 países miembros y cinco observadores, y que fue lanzada en octubre 2018 e inaugurada oficialmente en Beijing en 2019.
A finales de septiembre trascendía que el régimen cubano le debe a China $4,643 millones de dólares por iniciativas de la nación asiática para el desarrollo de países de ingresos bajos y medianos, según un informe elaborado por AidData.
En 2019, la revista Forbes informó que Beijing le había perdonado al Gobierno de Cuba una deuda de seis mil millones de dólares en 2011. El citado medio detalló que, en los 18 años anteriores, China canceló cerca de 9.800 millones de la deuda que tenían otros países.
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